Avery es una chica de bajos recursos que un día de la nada en su escuela le dan la noticia de que es la heredera de una fortuna de millones de dólares de un empresario que ella no conoce.
Para reclamar la herencia, Avery tiene que alojarse en la mansión Hawthorne en donde evidentemente nadie de la familia la quiere y mucho menos porque ella se va a quedar con todo, pero las cosas no son tan sencillas como parecen, pues una vez en la mansión se ve envuelta en un juego de rompecabezas y acertijos elaborados por el fallecido Tobias Hawthorne pero no es la única competidora, si no que los 4 nietos del señor Tobias también son jugadores: Grayson, Jameson, Alexander y Nash.
El libro me resultó entretenido porque se nota que la autora tomo de referencia la famosa mansión Winchester que tiene tantas ventanas, puertas y pasadizos para crear la ambientación de la historia.
Se lee muy rápido, sin embargo los personajes no me parecieron tan interesantes y hay ciertos detalles que se ven realizados muy a fuerzas para encajar en la historia. El romance me parece que puede ser uno interesante de leer en la secuela y espero que sea bien llevado por parte de la autora para que no sea el típico triángulo amoroso en donde es evidente con quién se va a quedar la protagonista.
Le di 3/5 precisamente porque no empaticé con ningun personaje y el misterio es un poco predecible pero el desarrollo no resulta aburrido de leer. Ya veré que nos depara la secuela.
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