El cuarto mono

¿Para qué modificar algo que funciona perfectamente? Pues esto es lo que hace J. D. barker con El cuarto mono, utilizar una técnica narrativa que viene funcionando muy bien desde hace mucho tiempo. Utiliza los recursos que sabe que van a funcionar sin querer inventar nada nuevo. Asi, el cuarto mono es una historia al uso, muy cinematográfica, de hecho no me extrañaría que en breve sea llevada a la gran pantalla porque su éxito es imparable. Ya comenté en otra reseña que uno de los recursos que hacen que nos enganchemos a una lectura son las cuentas regresivas, esa inevitable cuenta atrás, en este caso para salvar a la que podría ser la última víctima del asesino hace que no podamos parar de leer. Durante la investigación para descubrir si realmente el cuarto mono es el hombre atropellado al que desde hace cinco años busca el detective Porter se hace más imperante la búsqueda de su última victima antes de que ésta muera abandonada a su suerte oculta en algún sitio que solo su raptor sabe.

La trama va agilizando el ritmo a la par que se va avanzando en la investigación, combinando la actualidad, en la que por un lado se narra el proceso policial en sí durante las 48 horas que dura este caso y el encierro de la que podría ser la última victima del asesino, con el pasado, a través de un diario donde iremos conociendo como ha sido forjada la personalidad del Cuarto Mono durante su infancia. Este diario, de especial crudeza y narrado en primera persona, será el elemento que cerrará el círculo cuando el inspector Porter acabe la investigación. O no…

De lectura muy rápida, con capítulos cortos, alternando entre los distintos personajes de la novela y que nos dejaran en cada uno de ellos en el momento más tenso para pasar al siguiente. Con ciertos toques de un humor irónico en los diálogos entre Porter y su compañero Nash, que hacen que la tensión se relaje a veces. Los demás personajes se pasean por la historia con soltura aportando ritmo a la investigación, donde los entramados empresariales, el blanqueo y la corrupción subyacen en la historia. Son inevitables los paralelismos con algunas películas como Seven o incluso Resurrección, por la similutud en la que el asesino utiliza partes del cuerpo de sus victimas como hilo conductor de su crimen. En definitiva es una novela bien construida, con giros argumentales bien colocados durante la trama y visualmente muy atractiva, al más puro estilo del cine de Hollywood llevado al papel. No esperes a la película, lee el libro.
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