Seis de cuervos

Cuando conocí el mundo Grisha no quería decirle adiós nunca, y al acabar la primera trilogía es lo primero que hice.
Pero este libro me devolvió todo el amor que tenía por este universo, si bien son otros personajes y otra trama, los elementos siguen muy presentes y eso me encanta. Y puedo decir que cuperó por mucho a su trilogía predecesora.

Los personajes son todo lo que está bien en este mundo y en el suyo, sí, son ladrones, sí, han hecho cosas muy cuestionables; pero eso es precisamente lo que me encanta, puedo simpatizar con ellos y sus historias, sus problemas y sus objetivos. Me han hecho rabiar, llorar, reír y no puedo más que amarlos completamente y a todos, a todos los cuervos. No hay uno solo que no haya robado mi corazón.

El plot de toda esta historia es lo que no me convencía en un principio, creía que nos alejaríamos por completo de lo que era la magia y me equivoqué porque incluso sin el elemento Grisha todo esto hubiera estado increíble.
¿Un robo a una forataleza inquebrantable por seis muchachos? Difícil de creer, maravilloso para leer. Todo el plan era una locura y se podía ver como no era perfecto, lo que le otorgó más realismo, se tuvieron que improvisar cosas, guardar secretos y contar verdades a medias. Eso último, más de parte de Kaz que lograba irritarme, pero a la vez sorprenderme por como maquinaba todo tan perfecto y a la vez no.

Mi único gran problema fue que al haber visto con anterioridad la serie que sacó Netflix, tenía en mi mente al cast de los cuervos y al momento de leerlos me di cuenta que no tenían mucho que ver, con respecto a edad. Gracias a la serie tenía una idea de ladrones de veinte y pico años, pero en realidad tienen diecisiete o dieciocho. Eso para mí fue extraño porque sentía que realmente unos niños no podrían realizar semejante hazaña.

Fue increíble ver más de cerca la frase: "Sin llantos, sin funerales".