El personaje de Nora me pareció congruente consigo misma en todo momento: ni siquiera cuando su vida depende de cambiar sus convicciones lo hace, pues busca una alternativa para no traicionarse a sí misma. Max, por su parte, me pareció que siempre hizo un esfuerzo por vencer la educación que había recibido y estar a la altura de las circunstancias para defender a Nora cuando era preciso. En cuanto a los personajes secundarios, obviamente hay que hablar de Frankie: no es la manera en la que se acostumbra representar al monstruo y las adecuaciones que le hizo la autora concuerdan completamente con la idea que fue desarrollando en la historia: ¿dónde radica el alma del ser humano? ¿Qué nos hace ser quienes somos: el cuerpo o el alma? Cuestiones que se irán desarrollando en la trama. La representación que hace de las mujeres en la época es, por un lado, la tradicional con la familia de Max y por el otro el inicio del cambio con Sanne y la misma Nora: mujeres que buscan ser tratadas con el mismo respeto que se les da a los hombres. Una novela muy recomendable para quienes hemos leído y disfrutado la obra de Mary Shelley y para quienes no la han leído, para que se les despierte la curiosidad por leerla. |