"¿Qué es una convicción? No es más que un pensamiento que se detiene". La novela empieza con una premisa muy original, incluso diría que arriesgada. Una agente inmobiliaria se encuentra en la cocina de una casa que quiere vender con un niño que no debería estar ahí. La historia atrapa mi atención como si fuera yo quien se encontrase con ese niño. Luego todo entra en bucle y comienzan mis dudas. El autor escribe muy bien y construye reflexiones que llegan, pero siento que la trama se ralentiza, casi se detiene, y no sé adónde quiere ir a parar. Pero con el final me reconquista. No sé si es un final cerrado que se abre o un final abierto que se cierra, pero me ha parecido un gran final en cualquier caso. |