Un silencio de seda acariciada se había posado sobre el mundo. Y la noche dormía.
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Un silencio de seda acariciada se había posado sobre el mundo. Y la noche dormía.
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La crueldad es la fuerza de los cobardes.
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¡Qué no se apiaden vuestros ojos y no tengáis misericordia! -La voz del papa sonaba con la estridencia de una trompeta.- ¡Herid para sanar y matad para dar vida! |
¿Cuál fue la primera obra escrita en verso en lengua castellana?