Esta cuarta parte sigue la misma línea de los otros: un caso estilo cozy mystery y un comisario protestón y con malas pulgas. En comparación con los demás, debo decir que este caso me ha parecido más enrevesado que los anteriores. Además, pensaba que acabaría de otra manera (no puedo decir mucho) y quizá en ese aspecto me ha sabido a poco. En cambio, los personajes, como siempre, siguen en su misma línea: sigues amando a los mismos y odiando a los de siempre. Y, por supuesto, la estrella de oro se la lleva la ambientación del lugar: esta vez Port du Bélon. En definitiva, un libro sin pretensiones ni ambiciones. Perfecto para desconectar de la rutina. :) |