—Me alegra que no tengas experiencia como para saber todo lo que hay que saber para complacerme —dijo en tono feroz—. No hay nada más bonito que una mujer que pide a su hombre que la guíe y le enseñe a complacerlo. Me haces sentir que soy el único hombre que haya entrado jamás en tu mundo, mi ángel. Ni te imaginas lo que es eso.
|