Leí esta historia allá por mayo de 1990 (fue un regalo) y es con esta segunda lectura , casi 29 años años después, que pude apreciar mucho mejor su mensaje. Juan Salvador Gaviota se sumerge, y nos sumerge, en una hermosa fábula, en la cual nos enseña que debemos confiar en nosotros mismos, que no debemos conformamos con menos sino aspirar a más. Es una historia que te inspira, te eleva y te promete que, si uno se lo propone, puede superar los obstáculos para alcanzar sus metas y anhelos, para llegar a ser aquello para lo que fue creado. En sus páginas encontrarás magia, poesía y, por sobre todo, aprenderás a volar. |