The cool kids

Victoria Palermo y sus amigos del instituto Pablo, Laura Polo e Isaac despiertan un día en un lugar extraño, lejos de sus hogares; uno a uno, les despojan de su ropa y sus pertenencias y, tras examinarlos, les colocan un identificador y les entregan un uniforme con un escudo que deberán vestir.

Aún confusos, se los llevan junto a otros jóvenes que no conocen en absoluto y les explican la situación en la que se encuentran: están en La Colmena, un centro de entrenamiento militar diseñado para convertirlos en soldados capaces de hacer frente a la guerra que se está librando fuera de allí. Sin voz ni voto, deberán acatar las órdenes de su superior, Hoffmeyer, un misterioso hombre al que solo pueden ver la mitad de la cara, pues la boca la lleva tapada con una mascarilla negra. Si se resisten, serán castigados sin piedad.

No les queda otra, deben someterse a las pruebas día tras día para pasar de Betas (el rango más bajo) a Alfas (el rango más alto) y conseguir con ello proteger a sus familias, que les aguardan —o eso quieren creer ellos— sanos y salvos en casa. Ahora bien, ¿cómo afectará a cada uno su repentina falta de libertad? ¿Se rebelarán contra el sistema que se les ha impuesto o, por el contrario, agacharán la cabeza y harán lo que les digan sin rechistar?

The Cool Kids es una novela de 338 páginas que consta de un prólogo y 43 capítulos divididos en dos partes. Los capítulos son cortos, aspecto que agiliza enormemente la lectura y que no se vuelve en su contra en ningún momento, puesto que casa muy bien con el trepidante ritmo de la trama.

Narrada en primera persona por la voz de Victoria, el no cambiar nunca de punto de vista ayuda a empatizar con la protagonista y a entenderla en profundidad. Aunque no hubiera estado de más saber cómo pensaban o sentían otros personajes —personalmente me he quedado con ganas de leer capítulos centrados en Hoffmeyer—, me ha parecido acertado hacer uso de una sola narradora.

Otro aspecto a destacar de The Cool Kids es que apenas hay flashbacks o se relatan escenas del pasado. La novela está focalizada exclusivamente en el presente, y esto favorece el ponernos en la piel de los protagonistas, que desde que entraron a La Colmena no conocen nada más. No pueden pensar en la vida que tenían antes, o les fallarán las fuerzas; para seguir adelante solo pueden vivir día a día.

En cuanto al ritmo, al ser una novela repleta de acción, es muy dinámico. Conforme va gestándose la historia te vas interesando más por saber qué pasará. En mi caso, no decayó el interés en ningún momento; por el contrario, cada vez me costaba más separarme del libro porque necesitaba conocer más a sus personajes y entender qué les estaba sucediendo en La Colmena.

La pluma de la autora me ha sorprendido gratamente. Las distopías son un género que hace muchísimo tiempo que no tocaba y tenía miedo de que se me hiciera pesado leer una; sin embargo, Anissa B. Damom ha conseguido transportarme grácilmente al universo que ha creado, introduciéndomelo poco a poco y sin llegar a causarme confusión. Además, me ha parecido especialmente brillante en la construcción de sus personajes que, a pesar de ser bastantes, consigue hacerlos evolucionar uno a uno.

Lo que sí que no me ha gustado en absoluto del libro es que contiene muchas erratas. No soy especialmente crítica con este aspecto de las novelas porque, al fin y al cabo, somos humanos y un error de vez en cuando lo tiene cualquiera. Sin embargo, en este caso he encontrado demasiadas —fácilmente detectables y corregibles— y han conseguido sacarme de la historia, dándome la sensación de estar frente a una grave falta de profesionalidad a la hora de editar y corregir el libro.
De la trama lo que más me ha gustado es que, pese a que el argumento parece trillado, la autora consigue dotarlo de cierta originalidad. Las distopías nunca me han llamado especialmente la atención, pues siempre me ha dado la sensación que puedes intuir hacia donde va la historia y cuál puede ser su final. En este caso, no me ha ocurrido y Anissa ha conseguido sorprenderme en más de una ocasión, pues no me esperaba ciertos giros argumentales.

La historia invita a la reflexión y hace que te preguntes qué estarías dispuesto/a a hacer para proteger a tus seres queridos en una situación así. ¿Cambiarías para ajustarte a las circunstancias? ¿Matarías a otra persona si con ello consiguieras estar a salvo? ¿Traicionarías a tus amigos?

The Cool Kids por otra parte, incide en la importancia de los amigos. En momentos de adversidad, son quienes más pueden ayudarnos a salir del pozo y enfrentarnos a nuestros demonios. Es más, son quienes siempre estarán dispuestos a decirte las verdades tal cual son, sin edulcorarlas, hasta que te salgas de tu error si es que has caído en él.

En cuanto al final me ha parecido acertado para la historia. Teniendo en cuenta que se trata de una bilogía, da la información suficiente como para dejarte satisfecho hasta leer la segunda parte y, al mismo tiempo, te invita a no dejar la serie a medias y terminar de cerrar el círculo.

Los personajes son, sin lugar a dudas, el fuerte del libro. Su forma de evolucionar a lo largo de las páginas, cómo ninguno de ellos termina tal cual empezó, cómo ese cambio es tan gradual que apenas es perceptible... Esta transformación me ha parecido muy realista, ya que nadie en una situación parecida podría quedarse tal cual estaba antes.

Todos los personajes los he sentido verosímiles: sus acciones y reacciones, los diálogos, la forma de relacionarse los unos con los otros... Todo ello tiene sentido en el contexto del libro. Ninguno de los protagonistas es perfecto, toman malas decisiones, actúan impulsivamente, la lían... Pero ¿quién no cometería este tipo de errores si, de la noche a la mañana, le apartaran de todo cuanto conoce y le obligaran a entrenarse para luchar una guerra que ni les va ni les viene? A pesar de lo que les ha tocado vivir, cada uno de los protagonistas sigue luchando por sobrevivir, su resiliencia es de admirar.
Del ámbito de los personajes, lo único que no me ha gustado es que se intuye un romance entre dos personas con una diferencia de edad bastante cuestionable. Veremos cómo avanza la cosa con la segunda parte... En cuanto a los intereses románticos, me ha gustado que hay representación LGTBIQ+ y se trata con mucha naturalidad.

Victoria es la adolescente de 16 que se encarga de narrarnos la historia. En casa la esperan su madre y su hermana pequeña, pues su padre falleció. Son ellas en quienes piensa cuando trata de vivir un día más y, por ello, debe acatar las normas. Quiere escapar, como todos, pero poco a poco encontrará el equilibrio entre lo que le dice su corazón —que intente huir— y su cabeza —que se atenga a las reglas para no poner en peligro a nadie—.

Sus mejores amigos Laura y Pablo son piezas fundamentales en la historia. Ambos serán su máximo apoyo cuando le falten las fuerzas y ella también lo será para ellos. También Polo e Isaac, que forman parte de su grupo de amigos, cumplirán un papel de gran importancia. Todos juntos resistirán lo máximo posible e intentarán encontrar escapatoria de la cárcel que es La Colmena.

En el lado de "los malos" está Hoffmeyer, a quien le deberán obediencia; de lo contrario, se vuelve implacable y el castigo al que somete a todo aquel que se opone a sus normas y órdenes es cruel y raya la tortura. Él es, definitivamente, mi personaje favorito de The Cool Kids. Detrás de su fiereza se esconde una persona muy interesante, con unos principios férreos pero cuyos medios son cuanto menos cuestionables. La forma en la que está construido es uno de los aspectos que más he disfrutado de la novela.

En cuanto a los personajes secundarios, me ha fascinado Tania, una de las chicas veteranas que lleva más tiempo de entrenamiento y que ha conseguido ser nombrada alfa. A diferencia del resto de sus compañeros, ella sí les echa una mano a los novatos —o beta— para que logren sobrevivir como lo ha hecho ella. Kilian, exnovio de Victoria que se reencuentra con ella en La Colmena, me ha resultado un tanto indiferente. Su parte en la trama, aunque a veces interesante, no ha llegado a cautivarme del todo.

En definitiva...

The Cool Kids es la interesante primera parte de una bilogía distópica en la que sus protagonistas, arrancados de sus familias y de todo aquello cuanto conocían, deben entrenarse para participar activamente en una guerra que antes les era muy lejana. La amistad y el instinto de supervivencia son claves en esta historia, que te invita a reflexionar sobre qué harías tú en su lugar. Sus personajes, además de ser realistas y actuar de forma ciertamente verosímil, tienen una notable evolución acorde a la complicada situación que les ha tocado vivir. A pesar de que contiene erratas y uno de los romances lo conforman dos personas con una diferencia de edad bastante cuestionable, se trata de una lectura muy recomendable y un acierto seguro para aquellos que disfruten de libros que no bajan el ritmo en ningún momento y son capaces de mantenerte pegado a sus páginas capítulo tras capítulo.

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