No me explico cómo se puede aguantar ese libro. Intenté -por cortesía hacia la persona que me lo prestó y que parecía entusiasmada con la idea de compartir su lectura- no abandonar antes del final, pero, ¡qué molestia, qué trabajo! Lo peor para mí son las pretensiones estilísticas, las investigaciones de procedimientos "literarios" en kit, al servicio de nada en absoluto, que no tienen por efecto más que aumentar el peso de la cruz que representa este libro a mis ojos... (Haluciné completamente al descubrir que era una novela de 1985 y no de 1935 ...!) |