Es la segunda parte de El Último Catón, bastante necesaria para cerrar la historia de Ottavia y Farag. Matilde Asensi sigue en su línea, introduce muchos datos no demasiado necesarios para la historia, pero aun así sabe mantener la atención del lector. La única pega que se le puede poner es que parece que el libro está escrito rápido, da la sensación de que simplemente quería terminar la historia. Por lo demás, es un libro muy bueno.
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