Una historia sencilla: Jimena y Mariana, dos amigas que se conocen desde el segundo año de la secundaria y que ahora pasaron los cuarenta años, para espantar un poco el tema de no tener pareja o de ser engañas por y de quedarse sin trabajo o renunciar a, se van unos días a París. Sí, así, de un momento para otro. La historia avanza según el contraste de la personalidad de las dos protagonistas: Mariana es mandada, bocona, no piensa mucho y le gusta mandar, que se cumplan todos sus deseos, y ya. Jimena es, según ella misma se define, su satélite. El final es medio raro, porque sale a partir de la muerte de un amigo común, que no se si aporta mucho. Esperaba otra cosa. Se deja leer sin mayores problemas, a menos que no sean habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, porque está escrita 100% en porteño. |