Puta

Cuando hoy vuelvo a pensar en mi vida, estoy convencida de que me convertí en puta para resultar más fácil, es verdad que el oficio de puta exige una apertura inmediata, en internet también escribieron con mucha frecuencia en el pasado que yo era una persona abierta. Muchas veces me atribuyeron el calificativo de ‘mente abierta’: en ese oficio, la mente debe abrirse antes que todo lo demás.

Y si yo amara un hombre hasta el punto de morirme, si él se marchara, ¿no sería ese un amor de larva, un amor de esos que busca los rincones oscuros y se retuerce sobre sí mismo, por no ser capaz de compartir apenas nada?, pues sí, porque yo no sé amar con un amor verdadero, que no pida nada, que lo de todo, hasta la vida, y no hablo de cualquier vida, sino de la vida plena y valiente de los seres virtuosos, con un amor de profeta, de viejo sabio, que ya no se empalma, no, yo solo sé amar con un amor de despedidas, con un amor de esos de abandonarme que inevitablemente lo separaría a usted de mí, y aunque lo intentara con todas sus fuerzas y volviera sobre sus pasos, le daría usted lo mismo que me dieron a mí…