Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea

Mudanzas y comienzos
Jamie se mudó a un nuevo vecindario junto con su padre y su hermana Rose, después de que su hermana Jas muriera en un atentado terrorista. Desde entonces, durante estos cinco años ha pasado de todo y no ha pasado nada: si madre se fue, su padre no para de beber y tanto su hermana como él no han parado de crecer solos.
Así se nos plantea la historia en donde la voz narradora será la del propio Jamie, un niño de diez años que nos cuenta su punto de vista de la realidad que le rodea: el colegio, su casa, el vecindario… Su comprensión del mundo será la propia, es decir, una visión ingenua y limpia de lo que sucede, a la que veremos enturbiarse poco a poco con el crecimiento del personaje.
Por ello, dentro de este pensamiento, propio de la infancia, Jamie convocara el hechizo del todo irá bien y pensará que si consigue hacer algo que cambie sus vidas (la de su familia) todo volverá a arreglarse. En este sentido, efectivamente, la muerte de Jas en la que impera todo, sí, pero es de lo que menos nos hablará el protagonista.
A toda la situación familiar, además, se unirán los pensamientos propios de la edad: el descubrimiento del mundo, de cómo cambian los estatus de poder; la amistad y lo que implica, comprender lo que es el perdón o el querer a una persona… Todo ello, con la reflexión de un niño, sí, pero que en muchos casos nos da la oportunidad de volver a entender estos sentimientos, como si los hubiéramos olvidado.
Otorgando la voz
Para que la historia nos llegue tan bien y podamos entender perfectamente a Jamie, la autora ha empleado un estilo que tiene una dulce sencillez, la que nos ofrece la perspectiva de un niño de diez años, pero que a la vez nos muestra la crueldad propia de la edad, la que la inocencia ofrece al describir hecho que no se comprenden pero que duelen de verdad. La violencia del padre, los intentos de su hermana por volver a ser una y ella misma, el abandono de la madre, etc.
Y es que no solo Jamie será voz cantante, sino que a través de la suya podremos comprender, aunque no estar de acuerdo, el sufrimiento de su padre, el abandono total al que se ve sometido; podemos ver a Rose que, después de perder a su gemela, tiene que aprender a ser solo una, tiene que aprender qué es ser adolescente y cómo se vuelve a sentir.
Por otro lado, y siguiendo con el estilo encontraremos una historia particular porque no encontraremos diálogos al uso, sino que el estilo será indirecto, potenciando aún más el discurso continuo del protagonista, asemejando al flujo de pensamiento de la infancia.
Aprender de todos los sitios
Como decíamos anteriormente, Jas muere en un atentado terrorista. En concreto será el terrorismo islámico quien se lleve a la hermana de Jamie y, sin embargo, su mejor amiga será una niña musulmana llamada Sunya. Esta relación, que podría parecer al lector el colmo para la beatificación, se nos ofrece tal cual es, la relación de dos niños que están aprendiendo cómo es el mundo juntos. Ella aprende cómo ser niña con hiyab y él aprende cómo ser un niño sin madre, ya está. Pero, por supuesto, encontraremos un gran grito a la tolerancia y respeto al otro en esta relación. Como dicen ellos mismos: «las madres y los padres no se enteran de nada».
En este sentido, los valores asimilados en la novela son muy especiales, porque más allá de los temas que duelen de verdad, los que hemos mencionado antes, encontramos esperanza. Encontramos el apoyo de los que nos quieren de verdad, la comprensión que tenemos que hacer a los mayores, por supuesto, pero reivindicada también, la que ellos tienen que hacer a los pequeños. Además, entendemos la vida y su fugacidad no como algo trágico, sino como algo inherente a ella misma. Comprenderlo se vuelve muy difícil, pero vital si queremos seguir adelante.
Juveniles para mayores
Este libro llegó a mis manos porque estaba en el departamento de lengua del cole en el que trabajo. Llevo un tiempo leyendo juveniles por si mis alumnos me piden que les recomiende novelas y este me pareció muy buena opción. Me ha resultado una lectura dura, porque la cuestión de la muerte está tan bien tratada que si la has vivido de cerca vuelve a ti, pero además me ha gustado mucho. Creo que el que se nos ofrezca la historia desde la perspectiva de un niño de diez años nos permite ver cuestiones muy importantes: la muerte, el odio, la tolerancia, la amistad, la familia… con una perspectiva tranquila y objetiva.
Os la recomiendo más allá de que seáis jóvenes o adultos. Todos podemos aprender algo nuevo cada día y desde luego si lo que aprendemos es a gestionar lo que sentimos y lo que el mundo nos provoca, no vamos a malgastar el tiempo. Espero que os guste y que la recomendéis, todos necesitamos comprendernos un poquitín más.

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