Érase una vez... Las villanas

Audrey y Briana se enfrentan a una situación bastante peliaguda: una de sus amigas se va a casar con el exnovio de Audrey y organiza toda una serie de fiestas antes de la boda a las que se ven obligadas a asistir en calidad de damas de honor. El problema es que Audrey y Colin no se separaron en buenos términos, si no que todo se debió a las repetidas infidelidades de él, versión que tanto la novia como el resto de amigas no tienen en cuenta ya que han preferido creer la versión de Colin en la que Audrey es una manipuladora. No es que Audrey no soporte ver a su amiga casada con su ex si no que está segura de que Colin también le es infiel a ella (en gran parte porque se le ha seguido insinuando a ella aún y con la ruptura) y que Tessa será infeliz si lleva a cabo la boda, por eso las dos amigas se alían y ponen en marcha un plan maquiavélico para frenar la boda. Supongo que no hay que incentivar este tipo de comportamientos, pero es que Colin realmente es una persona insufrible y llega un punto en el que incluso te parece que todo lo que le puedan hacer estas dos se queda corto.

En medio de todo esto, Briana también tendrá que enfrentarse a sus propios problemas, pues su padre se ha emperrado en que no quiere que sea un clon de su madre y la obliga a empezar a trabajar en la empresa familiar, aunque no en un puesto directivo como ella esperaba si no que su progenitor decide que empiece desde abajo porque quiere que, para el día en el que ella herede la empresa, conozca todo el funcionamiento a la perfección.

Confieso que cuando empecé este libro me llevé las manos a la cabeza y no tuve nada claro si sería capaz de soportar a estas dos amigas. Briana fue la peor de las dos ya de entrada, pues es el estereotipo de niña pija y mimada que no ha dado un palo al agua en su vida y a quien conocemos en plena rabieta en los primeros capítulos porque su papá la obliga a trabajar.

Audrey también entraría en la categoría de "típica pija", pero a diferencia de Briana, ella sí ha decidido trabajar y mantenerse por su cuenta, aunque sus comentarios mordaces e hirientes y su carácter altivo dejan mucho que desear. Audrey es el típico personaje que siempre parece de mal humor, que nunca tiene una palabra amable para nadie y que no conoce la palabra "gracias".

Creo que habría sido incapaz de leer todo el libro si no hubiera apreciado un claro cambio en sus personalidades, cada una tiene un punto claro de inflexión: el de Briana es cuando empieza a trabajar en la cafetería y además se reencuentra con un antiguo conocido; para Audrey, cuando conoce a Alexei, el camarero ruso que trabaja en todos los eventos previos a la boda de Tessa y Colin. La evolución de ambos personajes es enorme, cuesta reconocer a las del inicio en las del final y todo el proceso es desternillante, aunque con sus momentos agridulces. El plan maquiavélico está rodeado de purpurina y brillos y aunque cueste creerlo, las ideas más perversas provienen de Briana, quien se supone que es la más inocente de las dos.

En cuanto al resto de personajes, Colin cumple con el papel de despreciable a la perfección, hasta tal punto que todas las jugarretas que sufre a manos de las dos amigas nos saben a poco. Las tres amigas restantes, incluida la novia, tampoco es que sean para tirar cohetes y con amigas así, normal que Audrey y Briana se descuelguen del grupo. Ya desde el inicio me pareció inaudito que le dieran más credibilidad a la palabra de Colin que a la de su propia amiga, aunque admito que el carácter de Audrey tiene mucho que ver pues le veremos más de un comentario que nos hará chirriar los dientes, igual que el novio que Briana tiene al inicio de la historia "Míster Nombre Compuesto" para quien las palabras pedante y estúpido se quedan muy cortas. En serio, si la gente con dinero responde a todos estos estereotipos, no me extraña que el mundo esté como esté. Por último tenemos a Dylan, el mejor amigo de Colin, y a Alexei, el camarero que traerá de cabeza a Audrey. El primero siempre ha estado enamorado de Briana en secreto y quizá ahora que ella empieza a ver el mundo con otros ojos finalmente tenga una oportunidad, el segundo es un hombre de pocas palabras y reconozco que sus apariciones me saben a poco, me habría gustado verle mucho más.
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