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¡Que bien lo pasé con León González, Anticristo! Si con su precuela (no indispensable pero recomendable para leer esta segunda parte) no pude parar de reír, aquí, no sólo me he reído y mucho, sino que mis sentimientos de afecto para con el protagonista han aumentado hasta el infinito. Si bien la obra es menos socarrona que su predecesora, esta está mucho más elaborada, entremezcla el humor descarado y soez, con acción trepidante y toques de dramatismo que dan un respiro entre tanto libertinaje, en definitiva, es una obra más seria, más redonda y muchísimo más recomendable. No he podido evitar acordarme de Buenos Presagios (God Omens) de Neil Gaiman y Terry Pratchet, en varios de los pasajes de la obra de Amaro. El final es maravilloso, te deja en un curioso estado de calma y una sonrisa en los labios. Muy recomendable
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