Sobreviven quienes no pueden plantearse otra meta que su mero mantenimiento. También quienes ni siquiera se lo plantean. Los que luchan por esquivar el hambre y los que pugnan por cambiar el mundo. Los magnates sobreviven, los políticos, los funcionarios, los artesanos, los autónomos, los empleados por cuenta ajena, los genios, los imbéciles.
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