Por aquel entonces (el mil quinientos cincuenta y algo) era impensable que el protagonista de una historia fuese alguien procedente de las capas más bajas de la sociedad, pero ahí tienes a ese tal Lázaro contándote sus desdichas de manera ingeniosa, irónica y divertida. Como ocurre siempre, la perspectiva de la edad nos hace disfrutar de cosas que de jovenzuelos no entendemos. Así me ha ocurrido con este libro que leí en su momento en el instituto y que he disfrutado (y comprendido) muchos años después.
Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |