La primera opinión que leí definía a Violeta como una historia “muy Isabelina” y estaba en lo cierto. Ambientación, personajes, tono… todo está combinado de esa manera que, quienes leímos varias novelas de Isabel Allende, reconocemos; así como reconocemos, en algunos de los personajes, a personas reales que ella presentó en sus novelas autobiográficas. El contexto histórico es fundamental en el desarrollo de la historia de Violeta y está entreverado (lo justo y necesario) de esa manera tan suya en la que los sucesos dan la impresión de suceder a propósito para reflexionar (y que la historia avance). La protagonista es una de sus mujeres fuertes e imperfectas a las que la vida/historia no les pasa por el costado. No siempre cae simpática y la contradicción en algunas de sus acciones/omisiones la hace más humana. Al resto de los personajes los conocemos a través de su mirada (la historia está escrita en primera persona) y todos tienen su ser y su razón de ser. A pesar de ser bastantes, cada uno le aporta algo a la historia y tiene características particulares que los hace reconocibles y queribles (a la mayoría). El tono es ese cercano y charlado tan suyo que en un renglón te estruja y en otro te saca una sonrisa. |