Diosa de tierra y metal

En un futuro donde el sistema solar desapareció hace largo tiempo, y en el que los humanos que lograron escapar de la destrucción viven entre las estrellas en naves generacionales y poblando diferentes planetas a lo largo y ancho del universo, se nos presenta la historia de Jyoti, una joven que ansía encontrar respuestas sobre su madre y que decide abandonar su hogar y todo lo que le es conocido para lograrlo. Hoy quiero hablarles de Diosa de tierra y metal, de Marisa Alemany, una novela en la que ciencia ficción se mezcla con la fantasía.

“Cuenta la leyenda de Prakiti que los dones de las mujeres addeptes domesticaron los vientos huracanados del planeta, convirtiéndolos en suaves brisas”.

La novela se desarrolla en Cúmulo de las Tres Hermanas, donde tres especies diferentes de humanos comparten planetas y recursos, aunque estos se encuentran repartidos de forma bastante desigual. Los ahimsas, primeros en llegar con sus naves generacionales, poseen los planetas con mejores condiciones para los humanos, ellos son la raza que ostenta el poder. Los solárides, por su parte, pueblan los satélites que necesitan más tecnología para permitir la vida. Por último, nos encontramos con los addeptes, aquellos que sobreviven en los lugares más inhóspitos gracias a sus mutaciones genéticas, mutaciones que en algunos casos les permiten tener poderes.

Jyoti creció en Iris, un satélite minero que orbita alrededor de Prakiti, el planeta que nuestra protagonista está deseando visitar para encontrar respuestas sobre la repentina desaparición de su madre. Pero el implante que lleva alrededor de su cabeza desde que era una niña para contrarrestar el desorden de percepción con el que nació, es un impedimento para hacerlo. En Prakiti las diosas shakti, que son mujeres addeptes que poseen gracias a sus mutaciones control sobre los elementos, prohíben el uso de ese tipo de tecnología.

“Su tiara, formada por pequeñas antenas prismáticas disimuladas entre piedras lunares y espejitos de estrellas, evitaba desde su nacimiento que su cabeza estallara de dolor y desconcierto”.

Compuesto por capítulos cortos, iremos cambiando de narrador para conocer no solo la historia de Jyoti y su búsqueda de respuestas, sino también la de Akasha, una antigua diosa shakti que aparentemente se encuentra caída en desgracia. Descubriremos así mismo al visir Mudráh, un oficial soláride lleno de ambición y rencor; y a Naidú, un embajador ahimsa que puede ser un aliado para nuestra protagonista, uno necesario, pues en medio de la búsqueda de Jyoti, el equilibrio de la paz con el que conviven las tres razas se ve alterado por una profecía que indica que solo dos podrán sobrevivir en el Cúmulo de las Tres Hermanas.

Quizás lo que me pareció más interesante del libro es la figura de las shakti. Esas mujeres con poderes sobre los elementos a las que se considera diosas, y que ven en una estrella llamada Culmen una especie de divinidad al que rendir culto, y que poseen ritos en los que la sexualidad es lo que les permite una conexión con él. Diosas capaces incluso de transformar un planeta hostil en uno apto para la vida. Creo que por eso mismo me sentí un poco decepcionada al ver cuál es la técnica utilizada para despojar a una diosa de todo su poder.

“Una de las tres razas desaparecerá de las Tres Hermanas”.

¿Poderes o sugestión? Espiritualidad, sexualidad, ritos, el equilibrio entre la paz y las ambiciones, Diosa de tierra y metal nos presenta un universo donde magia, mitos y tecnología se dan la mano. Una aventura en la que acompañaremos a Jyoti mientras busca respuestas y descubre un mundo que te invita a dejar volar la imaginación. Si están buscando una novela diferente de ciencia ficción, deben darle una oportunidad.
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