Un amor

Alejandro Palomas ya nos había presentado a esta particular familia en sus anteriores novelas, "Una madre" y "Un perro", aunque todas son de lectura independiente. En éste caso nos encontramos ante la inminente boda de Emma y todos los preparativos que la acompañan, incluídos los flashback y recuerdos que nos llevan hasta ella. Apenas 24 horas en las vidas de sus protagonistas y todo un torbellino de emociones a punto de estallar.

Amelia es la madre de familia y cada vez tiene más despistes, por no hablar de su hilarante forma de traducir palabras que no entiende y volver a todos locos... usa la palabra "empotrar" cuando quiere hablar de "empoderar", así que ya os podéis imaginar la de situaciones desternillantes que genera sin proponérselo. Todos quieren verla feliz, temen por su fragilidad, por los fantasmas del pasado, por los que acechan en el horizonte. Su vida no ha sido fácil pero es inmensamente querida por su familia y ahora que una nueva noticia los ha estremecido a todos, están más sensibles que nunca.

Por eso nos pasaremos las páginas sin saber qué pasa exactamente con la matriarca pero distraídos al ir conociendo mejor al resto de miembros de su precioso núcleo familiar. Tenemos a Fer, que actúa como narrador, a su perro Rulfo, a la tía Inés, a la hermana "mayor" que es Silvia y por supuesto a Emma y Magalí, las eternas prometidas que aspiran a dar el "sí quiero" en apenas cuestión de horas.

Me ha resultado asombroso como una historia en apariencia tan simple puede engancharte con tanta facilidad, sin que quieras dejar de leer. Y también es de valorar la cantidad de temas que toca, aunque sea de pasada y sin intención de generar debate. Es una novela que ensalza la humanidad de las personas, sus valores y sacrificios. Su humildad. Ese raro pero valioso tesoro que encontramos en aquellos que se dejan la piel por nosotros.

Y Amalia es de esos personajes que se te agarran a las tripas y no te sueltan, adorable a más no poder, la quieres como si fuera también de tu familia. Porque transmite una sensibilidad con la que es imposible no enamorarse, una humanidad que te tienta a desearla todo lo bueno del mundo. Pero son precisamente ellos y ellas, los más vivos, los más puros, quienes sienten con mayor dureza cada golpe de la vida. Y por ello es un admirable ejemplo de fortaleza.

Otra de las bellezas de esta novela es que cada personaje va tomando el relevo a otro para hacerse con el protagonismo y contarnos su historia, sus debilidades. Nadie es tan perfecto como nos lo pintan desde fuera y todos van a necesitar de un ingrediente indispensable para atreverse a seguir tirando del carro... por muy duro que se lo pongan, por muchos baches que vengan. Hay un amor que puede con todo.


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