Mencia es todo, es la vida de las mujeres de la familia, es la conciencia de todas ellas... y además, es la verdad a gritos. No es posible entender la vida de esas mujeres sin Mencia, que a sus 90 años habla como piensa (creo que siempre lo hizo) y es capaz tanto de arrancar una lágrima cuando aparece su punto dulce, como de arrancar una carcajada con su deslenguada manera de ser (sublime el momento en que el taxista le llama yaya).Un libro que "queda", que sin darnos cuenta nos hace reflexionar sobre como en la vida hay que decidir y sobre todo, vivir
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