El tiempo que nos une

“El tiempo que nos une” es el primer libro que leo del escritor. Y me pareció brillante y no me dejó indiferente. Escribe muy bonito, hermoso. Admirable.

Estamos ante una obra de realidad. Errores no perdonados, Dolor ante la muerte, sentimientos encontrados.
Pero también, alegría, amor, reconciliación...
Una historia de mujeres valientes. Que ríen, lloran, sienten ...

Donde sus personajes te llegan muy adentro y hacen sentir en cada momento.

La vida de tres generaciones de mujeres. Donde se analizará las situaciones desde puntos de vista diferente.
Como una misma cosa se puede vivir de forma tan diferente y cambiar la historia. Esto pasa mucho en la vida real. Cada uno sentimos y vivimos de forma muy diferentes las situaciones. Y por ello nunca debemos juzgar sin conocer los dos puntos de vista.

Alejandro Palomas nos tiene acostumbrados a un estilo de escritura en la que los sentimientos siempre están a flor de piel.
"El tiempo que nos une" es una historia de mujeres, todas de la misma familia, en la que cada una lleva su historia a cuestas.
"El tiempo que nos une" es una historia triste, Alejandro Palomas habla de la pérdida de un ser querido, el vacío que deja, y el problema que tienen los que quedan, cómo rellenar ese vacío.
Las protagonistas son especiales, como suele suceder con todos los personajes creados por Alejandro Palomas. Abuela, hijas, nietas. Sobre todo la abuela Mencía, esa deslenguada abuela de noventa y dos años, que ya a estas alturas de la vida, le da igual lo que piensen los demás de ella.
Con ella viviremos situaciones tristes, como la vida misma, pero a la vez, Mencía nos obsequia con momentos surrealistas en los que he podido dar más de una carcajada.
En resumen, "El tiempo que nos une" me ha gustado, he tenido sentimientos muy vívidos, tristes, alegres, delirantes. Todo en uno. Siempre es un placer leer a Alejandro Palomas.

Alejandro Palomas es sinónimo de sensibilidad, ternura y delicadeza escribiendo. Ya sé que leerlo supone días de lloros, también de sonrisas y a veces las dos cosas a la vez. Leer algo que pueda encogerte el alma y a la vez ponerte una sonrisa en los labios solo está al alcance de unos pocos escritores dotados de un don especial. Alejandro Palomas es uno de esos pocos.

Leer sus libros es sumergirse en el amor y en el dolor, navegar entre la ternura más abrumadora y la amargura más desoladora. Leer a Alejandro es dejarse acunar por esa voz que me lleva a través de historias que pueden ser parecidas a la de cualquiera de nosotros y compartir momentos con esos personajes en los que podemos vernos (al menos en parte) identificados en algún momento de nuestras vidas. Leer sus libros es tener la seguridad de que se van a quedar en mi corazón.

El tiempo que nos une es una novela coral de voces femeninas, de cinco mujeres de la misma familia que muestran tanto el amor más profundo como el sufrimiento más intenso.
Mencía, la madre sabia y deslenguada, que se quedará para siempre conmigo, todo un carácter.
Las hijas, Lía, la que siempre está y Flavia, la siempre ausente de cuerpo pero más de alma. Las nietas Inés, la que sufre, lamenta y no se perdona y Bea, la más joven y que no se encuentra.

Las cinco siempre presentes aunque no estén juntas , que se dicen las verdades para ayudarse y protegerse, para sanarse y vivir.
Sencillo, delicado y muy emotivo nos hace reflexionar sobre lo que tenemos, quien ha estado a nuestro lado y lo que es realmente importante en la vida.

Si queda por aquí alguien que no haya leído a Alejandro Palomas, ya está tardando. Leer a Alejandro es SENTIR.


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Quería empezar 2024 (literariamente hablando) con buen pie y para ello elegí leer “El tiempo que nos une”, una novela de Alejandro Palomas publicada, si no estoy equivocada, en 2011, y que ahora vuelve de la mano de Destino en una bonita edición en tapa dura que yo no tengo. Mi edición es la antigua y me costó muchísimo encontrar en ejemplar de segunda mano y al poco de hacerlo… ¡zas! Reedición. En fin, no pasa nada, porque lo importante más allá de tapas duras o blandas es el interior y en eso Alejando no me ha fallado.

Me ha gustado mucho la novela. Es cierto que no va a ser mi favorita, pero nadie como este autor para transmitir emociones, para crear personajes enormes y para decir verdades que a veces son como bofetadas porque aunque afectan a los personajes, en muchos momentos traspasan las páginas y la piel del lector.

Esta es la historia de tres generaciones de mujeres de la misma familia. Tenemos a la abuela Mencía, genio y figura, como se suele decir, a sus dos hijas, Flavia y Lía y las hijas de esta última, Inés, Bea y la ausente Helena, que sin estar pesa tanto.

A todas escucharemos, ya que es una novela contada en primera persona a través de capítulos que van dando voz a todas ellas. Solo hay que adentrarse unas líneas en cada capítulo para reconocer la voz de cada protagonista.

No es una novela que recomendaría si estás de bajón o si por ejemplo, has sufrido una pérdida recientemente, ya que ese es uno de los lazos que comparten estas mujeres, primero la pérdida de Helena, hija, hermana y nieta y por otro, la que sufre Inés, que es simplemente devastadora.

Aún así es una novela que te hace reflexionar, con montones de frases que subrayarías continuamente, es una novela muy emocional, pero tiene también ese punto divertido que le otorga Mencía, que escudándose en su edad, no tiene pelos en la lengua ni vergüenza para nada y que consigue hacer pasar a su familia algún que otro bochornoso momento. La verdad es que a veces es impertinente, manipuladora y muchas veces maleducada y cochina, pero a mí me ha gustado porque si algo tiene Mencía es vida de sobra para opinar, aconsejar y sobre todo amor para su familia. Es el núcleo de esta familia sin duda.

“El tiempo que nos une” es una novela coral en la que todos sus personajes tienen algo que contarnos. Una novela llena de emoción y sensibilidad y donde he encontrado todo aquello que busco cuando abro un libro de Alejandro Palomas.

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"El tiempo que nos une" es la cuarta novela que leo de Alejandro Palomas.

Siendo sincera, no había leído la sinopsis. Si un autor me gusta, suelo irme de cabeza a sus novelas sin leer mucho más. Además, es una novela que se seleccionó para una lectura conjunta. No sabría decir, a toro pasado, si al leer la sinopsis lo hubiese leído. Posiblemente sí, ya que no muestra la dureza de la historia que vamos a encontrar. Lo que si sé, es que a pesar de todo, no me arrepiento de haberlo leído.

Si algo caracteriza a Alejandro Palomas, es su sensibilidad al escribir, al expresar y explicar las relaciones de las personas, sobre todo en el ámbito familiar, y los sentimientos. Otro punto, es su toque de humor. Os aseguro que en "El tiempo que nos une", vamos a encontrar de ambas cosas.

No obstante, nunca me había pasado, no poder leer bastantes páginas del tirón, y en este caso, así ha sido. La dureza y los sentimientos de la historia me han traspasado del papel de tal manera, que he tenido que ir haciendo numerosos parones. Se podría decir que el último tramo, me ha costado terminarlo, ya que me esperaba más de lo mismo, aunque por suerte, el final no me ha dejado una sensación de amargura, o no tanta como con el resto de la historia.

Con "El tiempo que nos une" es necesario analizar lo que transmite, pararse a pensarlo y digerirlo. de otra manera, no se disfrutaría de la historia con la misma intensidad.

Alejandro Palomas nos trae esta vez una familia de féminas: la abuela Mencía, sus hijas Lía y Flavia; y las hijas de Lía, Bea, Inés y Helena. Posteriormente, Gala, la hija de Bea, se unirá a esta curiosa familia.

¿Qué decir de "El tiempo que nos une"? Difícil respuesta. Simplemente hay que leerlo.

Me ha resultado muy llamativo el análisis que Alejandro Palomas realiza continuamente sobre las relaciones entre una generación y otra, entre abuela, nieta, madre e hija, en ambos caminos. Con mucha meticulosidad, con mucha sangre fría, pero a la vez imposible evitar que desborde el sentimiento.

La verdad, que los sucesos que le ocurre a esta familia, me ha dejado copada de dramatismo por un tiempo. Las pobres no tienen unos momentos de relajación, de relativa felicidad. Es una angustia constante, o cómo dice la abuela Mencía, un no parar de trabajar.

Cada personaje que compone la familia, tiene algo "especial", que le hace destacar, pero lo que más me ha llamado la atención, es esa necesidad de unas de otras que tienen. Ni juntas ni separadas, pero cuando es necesario, siempre juntas, y ayudándose las unas a las otras, aunque en ocasiones todas necesitan ayuda. Ya os digo, drama total.

El personaje que inevitablemente más destaca es Mencía. Aún sigo pensando si me gusta o no me gusta. Alejandro Palomas ha conseguido que sea una más de la familia, y que sienta ese "ni contigo ni sin ti", especialmente con Mencía. Es con el personaje que me he reído, pero también con el que me he cabreado, sólo se le puede definir como "una buena pieza", en el bueno y en el mal sentido de la expresión. Tiene un carácter demasiado fuerte, que ha marcado al resto de los personajes y con situaciones pasadas demasiado duras, que nos harán pensar.

"El tiempo que nos une" no es una lectura con la que pasar un buen rato y despejar la mente, pero creo que es una lectura que deberíamos de hacer para analizar a nuestro propio yo, al ponernos en la piel de cada una de ellas.

DISCUSIÓN DE EL TIEMPO QUE NOS UNE:

Después de haber leído previamente la trilogía de: Una madre, un perro y un amor; Alejandro Palomas no deja de sorprendernos con una novela protagonizada por una femenina familia menorquina.

Mujeres de tres generaciones distintas, bajo la dirección y batuta de la casi centenaria Mencía. Recuerda a su predecesora, Bernarda Alba, la matriarca, un poder simbolizado en el bastón que aporta gravedad a sus lentos y seguros pasos. Su misión es en esencia cuidar de sus pequeñas y procurar su felicidad y que no cometan los errores que ella aprendió a base de inviernos, en una isla rodeada de agua salada como las de lágrimas.

Es la madre de dos hijas: una agotada Flavia, que comparten un mismo techo y un carácter nada fácil de llevar, y la menor, Lía, de personalidad dulce, amable.

Lía, portadora del peor dolor de una madre, como es la reciente muerte de Helena, la mayor de sus hijas, y aún debe custodiar a sus otras dos pequeñas: Inés la mediana y Bea la menor.

Cinco mujeres, que naufragan en la pérdida de Helena, y sólo ellas unidas pueden salir adelante. No será fácil encajar, ni dar fin a tanto silencio, pero ojo, Mencía no se va a rendir, ¡y pobre de quien la contrarie!
Cinco historias contadas por ellas, que nos llegarán a lo más hondo, harán llorar, reír.

Prometo que no olvidaréis a Mencía.

VALORACIÓN PERSONAL:

Un día hablando con Alejandro en Twitter, me recomendó encarecidamente esta historia, considerándola no en términos de peor/mejor, sino, la novela que ha marcado a nivel personal su carrera de escritor.

Una historia completamente femenina, que da un paso más y deja al hombre en una pequeña dimensión. Todo tiene lugar en primera persona, donde en cada capítulo nos ponemos en la piel de cada una de las protagonistas.

Al principio me encontraba bastante perdido en la historia, a la hora de elaborar un esquema mental donde situar a los miembros de la familia. Aunque Alejandro, ya se adelantó y justo antes del inicio, deja por escrito un árbol genealógico, que me parece un gran detalle.

Se aprecia un nivel de detalle infinito en el dibujo de la personalidad de cada uno de los personajes, ya que cuando acabas la novela, tienes la sensación de conocerles como de toda la vida o "haberlos parido".

Y por supuesto, la protagonista sin duda ninguna es Mencía. Una madre y abuela que quiere asumir la responsabilidad y el cuidado de todas. Desde sus ojos añosos y experimentados, ve con claridad todo, y como si de una partida de ajedrez se tratara, mueve las fichas de cada una sin la menor intención de perder. Con la verdad absoluta como arma, pondrá en bastantes apuros a todos, y creará la magia de esta novela de Alejandro Palomas.

Se crea cierta sensación de una incipiente demencia en varios momentos de la novela, muestras de achaques, olvidos o despistes, que, sin embargo, cuando retomamos la historia en Mencía, ¿quién con 90 años no tiene despistes? En su defensa, demuestra una ferviente inteligencia emocional, que pone al límite de quienes le rodean, creando reacciones que difícilmente pueden ser fingidas, jugando al despiste. Es el génesis de todas las situaciones cómicas, lacrimosas que dan juego y vida a la historia.

Respecto a la figura masculina en la historia, aunque minúscula, sí ofrece ciertos detalles, que debo recalcar que son apreciaciones, puesto que hay lagunas en la historia, y dan espacio para imaginar, deducir. Una posible historia de violencia de género, o de carencia afectiva en el matrimonio de Lía. Helena que decide tomar partido inicialmente por su padre, pero, que en cierto momento de la historia, algo une a ambas mujeres y se percibe negativamente en varias ocasiones a Martín (marido de Lía y padre de Helena, Inés y Bea).

Por otro lado, nuevos personajes, novios, unos que van y otros que vienen, que recuerdan a comedias francesas, en las escenas de presentación a la "matriarca".

Una novela narrativa sin antecedentes a este estilo de escritura. Una realidad que supera en intensidad la vivida, sentimientos a flor de piel a una historia que bien es cierto es triste, desoladora, concilia con el amor más puro de unos personajes con esencia propia.

Yo ya me he unido a su familia, no tengo muy claro si a Mencía le gusto, pero han sido unos días para no olvidar, y doy gracias al don de quienes creáis historias de carne y hueso desde la nada.

Y alabo la labor sumamente difícil, excepcional, de transmitir y detallar con tanto mimo la esfera femenina, derribando los muros que separan los dos géneros humanos.

PUNTUACIÓN: 10/10
Enlace: https://loslibrosdepresto.bl..

Tenía éste libro desde principios de año porque en algún club de lectura lo iban a leer, dadas mis circunstancias lo deje aparcado y sí, me ha elegido en el momento que lo necesitaba, me ha dado rabia no haberlo tenido en papel, porque hubiese subrayo tantas frases, tantos párrafos...
Me he pasado casi todo el libro leyéndole letras a mi pareja, y nos hemos emocionado, el duelo, el dolor por la pérdida de un hijo, tan injusto y tan cruel. Agradezco cuando alguien lo siente como si lo hubiese vivido, tan real...esos sentimientos y Mencía las veces que me ha sacado una carcajada con sus locuras... Tengo que decir que cerré el libro con lágrimas en los ojos, increíble @alejandropalomas qué bonito escribes, que dolor de barriga cargado de emoción he tenido... Por eso... 10/10. 📍📍📍📍📍.

Esta maravillosa historia que me mantuvo en llanto todo enero. Es una historia conmovedora, una historia de tres generaciones de mujeres que de la mano de Mencía pasan por situaciones difíciles pero siempre juntas.
Destaco de este libro la belleza de su historia, la belleza de los sentimientos de cada uno de los personajes, la belleza de la pluma del autor para hacernos sentir una más de esta familia y hacernos conocer a cada una, todo gracias a la gran empatía que puedes llegar a sentir.
Un libro que vale muchísimo la pena, por los valores que inculca y porque describe la vida misma.
Mencía me enamoró y me recuerda que el pilar de muchas familias son esas abuelas fuertes y sabias que, estén o no estén dejan su esencia entre nosotros. Sin duda leeré mas libros del autor porque es maravilloso.

Esta es una historia de mujeres. de mujeres valientes. de mujeres que ríen, que lloran, que sufren. de mujeres a las que la vida les da y les quita. de mujeres que anteponen su familia a cualquier otra cosa. de mujeres que buscan en las otras una guía, una razón para vivir. de mujeres que hablan pero también callan.

Me pregunto quién coño les habrá dicho a estas mujeres que sufrir en silencio te hace mejor. Cómo meterles en la cabeza que el silencio no engrandece, que eso es mitología griega. El silencio coarta, desquicia, enmudece, enferma. Eso lo sabemos bien las viejas. Y, bien pensado, y después de todo lo vivido, qué paradoja tener que llegar a mi edad para entender tantas cosas. Qué paradoja tanta lucidez rodeada de tanto callar.

Entre todas estas mujeres, la que más deslumbra en la novela es la abuela Mencía. Con su característica personalidad, repleta de momentos surrealistas e hilarantes, provoca sentimientos encontrados por culpa de ciertos pasajes de su pasado que no se llegan a entender perfectamente hasta bien entrada la trama. Y es que el propósito de Mencía es (y siempre ha sido) mantener las mujeres de la familia unida, cueste lo que cueste.

Cuesta abajo. Las conversaciones con la abuela son siempre en pendiente, colgadas las dos de un mar de ramas sobre un abismo cubierto de niebla.

Me he quedado con unas ganas inmensas de saber más sobre Helena, la primera gran pérdida de la novela (aunque ya no llegamos a conocerla en vida, DEP). Ha sido uno de los personajes ausentes que más me ha tocado la fibra, con permiso del pequeño Tristán, cuyo destino todavía no soy capaz de superar.

Ya lo sé, dice nuestro pequeño. Y con ese "ya lo sé" lo dice todo, lo que no queremos que sepa, lo que no sabemos ocultar, lo que no viviremos juntos.

Las palabras de Alejandro Palomas son hermosas pero pesan, hasta en ocasiones duelen. Su forma de expresar los sentimientos de sus personajes femeninos es admirable, llegando a desaparecer la voz del escritor, únicamente visible en descripciones antológicas que nos evaden a ratos de la realidad narrada.

En el horizonte flota una línea más negra que el cielo y el mar, más oscura que el mismo negro. Cuando perdemos la mirada en ella, todo se ordena porque todo cabe, caben los años de una vida, las historias queridas, las verdades que nunca quisimos oír. Cuando perdemos ahí la mirada, la vida habla y la noche escucha. La voz de mamá cruje sobre mí desde arriba. Su mano en mi antebrazo apenas pesa.

Esta novela ha sido un gran descubrimiento, si bien ya tenía a Palomas entre mis escritores nacionales favoritos. Sin duda alguna, seguiré leyendo sus obras y disfrutando de sus personajes (si todavía no habéis leído "Un hijo", os la recomiendo encarecidamente).
Enlace: http://leyendobajoelarcoiris..

Esta es la historia coral de tres generaciones de mujeres con muy poca suerte en el amor y que desgraciadamente están unidas, además de por lazos de sangre, por el fallecimiento de dos miembros de la familia. Vemos cómo cada una de ellas se enfrenta al duelo, no es lo mismo que se muera tu hija a que sea tu nieto o tu hermana.
Me ha encantado la historia, aunque por la parte que me toca he sufrido mucho, me ha costado entrar en ella, primero por la narración que tiene saltos temporales y de narradora y me sacaba de la lectura y por otra parte porque desgraciadamente he vivido una de estas situaciones.
Si estás pasando un duelo, no te recomiendo su lectura.
De los cinco personajes me quedo con Mencía, la matriarca y abuela de la familia, un personaje contradictorio y manipulador, pero con una gran dosis de humor y que pone a cada una en su sitio, e Inés, el dolor que siente esta mujer es indescriptible y no es fácil ponerse en su lugar y ojalá nadie tenga que hacerlo.