Enérgicos Tonos Ocres y Otros Relatos:

Este es un delicioso libro de relatos escritos por el autor mexicano Carlos A. Alarcón Castellanos. Relatos brevísimos, algunos de ellos de apenas una página de extensión, que tocan los más diversos géneros y que, con muy pocas palabras, son capaces de generar un sinfín de imágenes estimulantes en la mente del lector.

Se trata de una recopilación muy heterogénea. Muchos de estos relatos no son más que visiones o amagos de historias que se esconden detrás. El autor apenas sugiere, bosqueja. Nos muestra el contenido del relato a través de una rendija, como si nos dejase probar solamente una cucharadita de un misterioso menú que se está preparando en la cocina… El resto queda abierto a nuestra capacidad de imaginar y de reflexionar.

Algunos de estos relatos parecen el punto de partida para el desarrollo de otras historias más largas y complejas; otros, en cambio, tienen todo el aspecto del desenlace de una novela que nos hubiera gustado leer.

La obra contiene en total 35 relatos. Todos me han parecido interesantes a su manera, aunque obviamente algunos me han llegado más que otros (cada tipo de lector tiene sus preferencias, ya se sabe).

Por ejemplo, hay relatos fantásticos ligeramente perturbadores como Método científico o Emancipación, e incluso alguna que otra perla de la ciencia ficción como El usuario, fábula con claros tintes asimovianos. Otros, como Sincronía, Contienda o Espíritus afines, son cuentos conmovedores y algo tristes. Pero también hay otros que nos arrancan una sonrisa. Bueno, al menos ese fue mi caso el leer Reino Mágico o Control aduanal. La variedad de temas es asombrosa. En algunos de estos relatos, como Principio de conservación del momento o La máscara de Chiwara, se puede atisbar algún tipo de moraleja o enseñanza. O eso me pareció. También se puede hallar alguna que otra muestra de humor negro en relatos como Fe de erratas.

En definitiva, un maravilloso caleidoscopio de ideas y sensaciones plasmadas en textos pulcros y muy bien escritos. Recomendable, sin duda. Un último consejo para el lector: es mejor dejar pasar un tiempo entre relato y relato. Que pase un poco de aire entre sorbo y sorbo. Creo que esa es la mejor forma para digerir su breve pero intenso contenido.
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