La premisa me llamó mucho la atención y pensé que leería una historia introspectiva, liberadora y con un mensaje bonito al final. No todo se cumplió, sí fue introspectiva y liberadora, pero no tuvo un final como tal. Ane está casada con Xabi, llevan una vida normal. Sin embargo, en un viaje a Portugal con Elene, una amiga íntima de ambos, la vida de Ane se volverá a reiniciar. Me gusta muchísimo como está estructurada la historia: por estaciones y sin diálogos. Es una narración que puede prescindir de los guiones y jugar con los cambios temporales. Ane recuerda, a lo largo de toda la historia, ese viaje que marcó su vida y el recuerdo de la piel de Elene. al ser ella la protagonista, el narrador hace mucho hincapié en cómo se desbordan sus emociones y en la manera en que pierde el control de su vida. Ane se da cuenta que su vida estaba pautada por la heteronormatividad. Es un concepto que desconocía y me ha gustado reflexionar acerca de ello, sobre todo vivirlo en las carnes de la protagonista. Lo vemos cuando Ane se acerca a Xabi y ve que sus cuerpos encajan, que se necesitan de alguna manera, pero que para ella no es suficiente. No siente esa explosión de emociones y placer como antes. La autora juega mucho con las metáforas y los saltos temporales entre lo que está ocurriendo ahora mismo y los recuerdos de los personajes. Así mismo, su forma de narrar es muy poética, pero fácil y ligera de seguir. No es enrevesada y tampoco quiere llenarse la boca con párrafos rimbombantes. Me ha gustado muchísimo como escribe. Hay una estructura clara, una evolución en los personajes y un declive en las relaciones. Incluso he destacado dos momentos que para mi fueron claves en este último aspecto (capítulo "melitta" y capítulo "roedor"). "Nadie era más que nadie, el sufrimiento de ninguna era mayor que el de la otra, nadie estaba más herida que nadie. Nadie podía sentir el dolor de otra, nadie podía sanarlo." Con esta última frase quiero mencionar la falta de comunicación. Ane está angustiada porque no es capaz de aceptarse a sí misma y tampoco de comunicar lo que está ocurriendo en su mente. Elene llega a entenderla en cierta manera, pero Xabi se siente perdido. A medida que iba leyendo creía, firmemente, que Ane podría encontrar un haz de luz y hablar sobre sus nuevos sentimientos. Ser escuchada y comprendida. Sin embargo, la ilusión que me estaba generando cayó en saco roto. El desenlace fue bastante realista, lo cual también me entristeció. A pesar de ello, el propio final del libro me chocó mucho. Hemos leído el punto de inflexión, el declive paulatino, el dolor y su caída al vacío, pero nunca su estabilidad. Tal vez la intención del libro sea esa: que una vez que caemos, tardamos en recuperarnos a nosotros mismos. Sin embargo, me parece un mensaje extraño cuando la premisa te deja entrever otra cosa. Por este motivo, cuando leí el capítulo final me quedé muy sorprendida. No había un final cerrado para ninguno de ellos, es como si quedasen en el limbo y tuvieses que interpretar, de alguna manera, lo que había ocurrido con ellos: la transformación de Ane y la relación entre ella y Elene. Fue como si me vertieran un bol de agua fría. El final no me decía nada y muchas cosas quedaron en el aire. Me da mucha pena, el libro me gustó muchísimo hasta este punto. Me hizo reflexionar sobre la heteronormatividad, sobre cómo nos condicionamos a unos estándares y nos acomodamos. + Leer más |