Historia de un gato

Una vida no solo de un gato
Mezcla de autobiografía e historia gatuna, esta novela gráfica nos cuenta la historia de Laura, su autora, y Oye, un gato siamés, selectivo, como todos los gatos. A través de una fluida y una ilustración intensa y empática acompañaremos a nuestra protagonista no solo por los hitos de su vida, sino que también conoceremos hechos de la historia de los gatos a lo largo de diferentes épocas y civilizaciones.
Como el arte también es un componente importante en la obra, el texto estará acompañado de ilustraciones detalladas y muy expresivas, además de la historia de pintores y su relación con los gatos, así como reproducciones de algunas obras de los mismos.
Pero como digo más arriba, la historia no va solo de gatos, también es la historia de nuestra protagonista desde su perspectiva vital sobre la convivencia con los gatos. Así también se incorporan consejos sobre diversos temas de esta convivencia.
La empatía de quien lo entiende
Lo que más me ha gustado de la obra ha sido su cercanía y lo fiel que es a la realidad de los sentimientos. No creamos que solo quienes tienen o hemos tenido gatos pueden disfrutar de esta obra, ya que las explicaciones y los detalles que ofrece Laura nos da una buena visión de esa historia de vida. Sin embargo, es cierto que quienes estamos relacionados con los gatos la disfrutamos mucho porque es un espejo en el que sonreír, sentir nostalgia y reconocerse por las vivencias que hemos vivido con nuestros felinos.
Así, tenemos la historia de conocer a nuestro compañero felino, el momento en el que te adecuas a la convivencia, lo imprescindible que esta se vuelve, anécdotas que los hacen únicos…
Esta identificación de lector con el narrador se produce gracias a un lenguaje claro y cercano que explica las cosas de manera sencilla y de manera pausada. Desde la vida de la protagonista en ese pequeño pueblo del bajo Aragón, hasta la descripción de la vida de Oye, todo está narrado con mimo y muchos detalles.
No solo la lectura
Otra de las cosas que me ha fascinado a la hora de disfrutar de la obra ha sido la necesidad de pararse en los detalles para recogerlos todos. Las ilustraciones no solo son un soporte visual, sino además un método de narración que nos invita descubrirlas. Estas tienen textos explicativos a su alrededor, también en ellas, reflejan un estilo artístico diferente y ejemplifican, ilustran las anécdotas que se nos cuentan.
A parte del dibujo, también se nos invita a demorarnos en las secciones de curiosidades y anécdotas históricas, en las que descubrimos que los gatos han influido más de lo que pensamos en el arte y la historia. En este sentido, es curioso ver cómo esa idea de «gatoterapia», no demostrada, prevalece a lo largo de los siglos y es que los felinos han sido y son unos compañeros no solo físicos sino también psicológicos.
La felicidad de la pausa
Si una cosa nos enseña la vida felina es que el detenerse, observar y analizar es la clave para vivir y sobrevivir, e incluso ser feliz. Este libro es todo eso, su delicadeza, empatía, sencillez y detallismo nos lleva a vivir la vida de un gato, Oye, y a conocernos también en esa aventura.
En mi caso es una obra que me ha gustado muchísimo, porque he sentido que muchas de las cosas que la autora ha narrado en ella también eran mías. Esa capacidad de llegar al lector y que haya un entendimiento mutuo sin estar presentes a la vez me ha parecido fantástica y desde luego eso, creo, se consigue con sinceridad y gracias al arte del libro que es una maravilla de observar.
Considero que es una lectura que os puede gustar por el momento que os ofrece, por lo que nos cuenta que no es solo bonito, sino además curioso y porque a nivel de ilustración tiene un encanto único. Espero que os animéis con él.

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