Las madres no

Sí, lo reconozco. Actualmente y, en la sociedad rápida en la que vivimos, estoy obsesionada con encontrar nuevos estímulos que me sorprendan y me aporten algo distinto. Eso se topa de lleno con una exigencia cultural y un esnobismo propio sin límites pero, al final, siempre he pensado que todes debemos buscar aquello que nos llene.

Eso es precisamente lo que he encontrado con esta novela.

Agirre la publicó inicialmente en euskera y, posteriormente, ella se encargó de traducir su obra al castellano. Y se nota…vaya que si se nota.

La verdad es que he ido totalmente a ciegas y pensaba que me iba a encontrar la típica historia reivindicativa de la poca visibilidad sobre la maternidad y otros temas que últimamente están saliendo más a la palestra.

Ella se moja, se tira a la piscina, sale por la escalerilla desequilibrada, vuelve a tirarse, se empapa, se resfría, se recupera intentando alternar Paracetamol e Ibuprofeno cada 4 horas y luego se vuelve a tirar.

Eso es esta obra.

Es jodidamente bestial como se arriesga con temas que podrían poner en juego su cabeza como el plantearse por qué una madre puede cometer infanticidio, qué la lleva a ese punto, el por qué del olvido de la figura materna con la llegada del bebé, el hecho de que a muchas mujeres se les haya pasado por la cabeza su vida sin sus hijos, la posterior culpa inmediata, la falta de cancha social y la frustración personal dejando atrás al YO para convertirse en un nosotres, dos, simbiosis y difuminación de la frontera carnal.

Bravo y mil veces bravo - os recomiendo encarecidamente que os adentréis en este trhiller judicial plagado de cuestiones que hacen valorar la maternidad desde otra perspectiva.