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Una lectura que nos invita a que reflexionemos sobre el paso del tiempo y sobre la vejez, la propia y la de quienes nos rodean. En este libro nos encontramos con un texto que podría considerarse como un ensayo con un marcado carácter filosófico. La temática en sí misma me parece interesante, sin embargo, me ha resultado algo repetitivo y, aunque son muy enriquecedoras, me han parecido excesivas las referencias a otros autores como Simone de Beauvoir. El texto se divide en tres grandes partes tituladas: El sentimiento de la edad; La experiencia de la edad; y La visión de la edad; a las que hay que sumarles un breve epílogo. Cada una de las partes constituye un todo, es decir, no está subdividida en capítulos, lo que, a mi parecer, ralentiza algo la lectura. En lo relativo a la edición, tanto la portada como el interior están cuidados hasta el más mínimo detalle. La portada me gusta muchísimo. Su sencillez y las tonalidades empleadas la dotan de una elegancia singular y atractiva. El inicio de cada parte está encabezado por una cita de peso de Elías Canetti, Montaigne, y Marcel Proust. El epílogo lo inicia una de Epicuro. En definitiva, estamos ante un libro que nos hace reflexionar acerca del paso del tiempo y de las atenciones que prestamos a los mayores que nos rodean, tanto a nivel personal como institucional. |
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