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Crítica de lavidademisilencio


lavidademisilencio
15 March 2021
La guerra ya ha terminado. Por fin, Vera y Edith, dos jóvenes húngaras judías pueden vivir en paz. Pero ¿ahora qué? Qué hacer cuando han perdido todo lo que tenían, a su familia, a sus seres queridos... No les queda nada. Así que parten hacia otro destino, un lugar en el que empezar una nueva vida y olvidar el dolor. Nápoles.

Con una maleta medio vacía y cuatro centavos que les da para sobrevivir apenas un par de semanas, las dos amigas tendrán que hallar su sitio en la ciudad italiana. Vera soñaba con ser escritora; Edith, por otra parte, quería dedicarse al diseño. Sin embargo, su situación las hará dejar de lado sus aspiraciones y buscar un trabajo que les ayude a sobrevivir. Un trabajo de lo que sea.

Es así como Vera, que se maneja en varios idiomas y es diestra en mecanografía, encuentra trabajo como secretaria en la embajada estadounidense de Nápoles. Gracias a la carta de recomendación de un amigo, además de sus aptitudes, claro, el capitán Wight le dará la bienvenida a su pequeña oficina. Sin duda, el primer paso hacia una vida mejor y llena de esperanza tras la desolación que dejó la guerra.

La luz después de la guerra es una novela de 392 páginas dividida en 26 capítulos de longitud media-larga (algunos de los largos se me hacían cuesta arriba, pero porque prefiero los cortos, no porque objetivamente entorpecieran la lectura o la hicieran pesada).

La novela está narrada en tercera persona desde el punto de vista de Vera Frankel, la protagonista de la historia. La acción se sucede de forma cronológica pero, debido a la importancia de los días de guerra en la historia, también cuenta la narración con numerosos flashbacks que nos permiten, no solo vivir lo que vivió la protagonista, sino entender mejor sus sentimientos y vivencias.

La ambientación es uno de los aspectos que más me ha gustado de la novela, pues en cada localización en la que se sitúa la trama, la autora es capaz de transportar al lector a las calles de esa ciudad.

El ritmo de la lectura es muy ágil y, a pesar de no ser un libro corto, la facilidad con la que se lee la historia hace que la devores e incluso puedas terminarla al poco de empezarla. Este aspecto fue algo que me sorprendió por la temática de la novela; cuando se tratan temas de gran dureza como es una guerra, suelo necesitar un tiempo para asimilar la historia, y las páginas van pasando más lentamente para asumir el dolor que se cuenta en ellas.

En cuanto a la pluma de la autora, me ha resultado sencilla y correcta. Sin embargo, para una historia que pretende emocionar, me ha faltado mucho sentimiento, no llegué a conectar del todo (y ojo, soy de lágrima fácil). Los diálogos, excesivamente forzados y para nada naturales (en más de una ocasión no hay reciprocidad, y cada personaje termina hablando de su propia historia en lugar de continuar el tema de la conversación), le restan mucha fluidez a la historia. También le quita fluidez que la acción, en muchas ocasiones, da sensación de avanzar a trompicones y tan rápido que no te da tiempo a asimilar lo que está ocurriendo.

La luz después de la guerra aborda numerosas temáticas. Uno de los puntos clave de la novela es la amistad. En un momento en el que la soledad, y la falta de sus seres queridos podrían haberlas hundido, Edith y Vera encuentran la una en la otra la fuerza necesaria para seguir adelante.

También trata la culpa del superviviente. En momentos trágicos, en este caso la guerra, aquella persona que sobrevive tiene sobre ella una losa durante el resto de su vida: la de pensar que no merecía vivir o sentir que lo merecían más otras personas. Me han gustado mucho las reflexiones que han ido surgiendo alrededor de este sentimiento.

También está muy presente en la historia el machismo. Se puede encontrar en el más mínimo detalle; tratándose de dos chicas jóvenes (las dos llegan a Nápoles con tan solo 19 años), solas, y buscando su lugar en el mundo, no tardan en aparecer personas que querrán aprovecharse o que no verán más allá de su belleza. Por suerte, Edith y Vera son dos luchadoras que no se amedrentan ante nada; han sobrevivido a una guerra y están dispuestas a superar todo lo que la vida les ponga por delante.

En lo referente a la guerra, se recalca a lo largo del libro un fuerte mensaje de esperanza, a la par de la necesidad de aprender de los errores y no volver a cometerlos.

En cuanto al amor, a pesar de que he disfrutado mucho del romance principal, es cierto que me ha resultado en ocasiones extremadamente precipitado. A pesar de saber que nos encontramos en una época diferente y que, por tanto, también son diferentes los tiempos, que los personajes se enamoren tan rápido siempre es algo que me echa bastante para atrás.

El final de la historia me ha resultado precioso y una gran oda a la vida. Además, al llegar al último capítulo de la novela, la autora deja una nota donde cuenta un poco más en detalle la historia de su madre, Vera Frankel, en la que basó La luz de la guerra. Esta nota es el broche perfecto para la novela.

Los personajes de esta historia son, en su mayoría, entrañables. Entre todos ellos destaca Vera, digna protagonista de esta historia. Con tan solo 19 años ya ha tenido que vivir situaciones extremas como la guerra y, tras esta, ha tenido que sobrevivir en un mundo en el que no le queda nada, más que su fiel amiga. Inteligente, decidida, centrada y madura, leer a este personaje evoca a una persona adulta, con muchos años de experiencia a la espalda. Muchas fueron las veces que me sorprendí recordando que ni siquiera había alcanzado los 20 años.

Mientras Vera es la voz de la razón, Edith es la pasión, la juventud y la alegría. Amante de la vida, busca el amor, aunque sabe en el fondo que nunca más encontrará a nadie como Stefan, a quien perdió en un campo de trabajos forzados. de Edith me quedo con sus claroscuros, esa fachada de constante felicidad que se derrumba en cuanto te asomas a sus grietas y te das cuenta que, tras esa vitalidad, se esconde una persona que lucha día y noche para superar la tragedia que le ha tocado vivir.

También he disfrutado mucho del personaje de Anton Wight, una de las primeras personas en confiar en la capacidad de Vera. Observador, cortés y de gran corazón, es imposible no encariñarse con un personaje que es la bondad lo mires por donde lo mires.

De los personajes secundarios, destacaría a todos esos personajes que han sido buenos con Edith y Vera en los momentos de mayor soledad, especialmente Marcus, Rosa y Gina.

En definitiva...

La luz después de la guerra no es tan solo una historia de supervivencia y superación tras la Segunda Guerra Mundial, es también una oda a la amistad y a todas esas personas que son la luz al final del túnel. Vera y Edith, dos jóvenes que no pueden ser más diferentes, han sido amigas durante toda la vida y, de un día para otro, se quedan solas. Viajarán alrededor del mundo buscando su lugar, dudando entre perseguir sus sueños o elegir el camino fácil, rendirse y encontrar la manera de sobrevivir. La historia de dos muchachas que tuvieron que madurar demasiado pronto y que, a pesar de las adversidades, jamás se rindieron.
Enlace: http://lavidademisilencio.bl..
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