Así comienza

Evie entra a formar parte de una pequeña familia de tan solo dos hermanos, Cleo y Mark, que están fuertemente unidos y con gran dependencia la una del otro desde pequeños, y más aún desde un suceso traumático de hace un par de años. Para Mark es un brote de aire fresco pero Cleo no se fía de ella.

¿Quién es Evie: la compañera perfecta que tanto quiere Mark o la mujer controladora y taimada que sospecha Cleo? Sea como sea, Evie será en la vida de ambos hermanos el detonante de toda una serie de catastróficas desdichas.

La novela está divida en tres partes, y es la primera, las 109 primeras páginas, la que nos hace dudar de si la novela va a ser lo que esperábamos de ella. En esa parte los personajes principales son, para mi gusto, excesivamente misteriosos, en especial Evie. Todo lo que dice y piensa esconde algo y llega un momento en el que el lector necesita que poco de claridad y encontrar un hilo por el que tirar.

Pero son pocas páginas y una vez leídas y superadas empieza el verdadero meollo de la cuestión. Entonces empezamos a enfrentarnos a Cleo, Evie y a Mark. Empezaremos a vislumbrar que esconden y es cuando empezamos a tomar parte por uno o por otro (aunque en alguna ocasión podamos cambiar de parecer).

También conoceremos a los detectives encargados de la investigación del caso (investigación que, por cierto, no es le hilo central de la novela). Iremos conociendo la especial relación que Stephanie y Gus tienen y qué es lo que los une y separa. La historia de ambos no se centra únicamente en la investigación que les ocupa sino que va más allá, tienen vida propia con sus miedos, sus relaciones, su pasado y su posible futuro. No viven únicamente para su trabajo, sino que tienen sus propias inquietudes personales. Y sí, eso me ha gustado mucho y me encantaría leer más sobre ellos, conocer qué les depara el futuro tanto en aspectos profesionales (más casos, más crímenes que investigar) como en aspectos personales (¿conseguirán superar las barreras que les separar y retomar su vida juntos).

La verdad es que si la novela hubiese seguido la misma línea que en la primera parte, estoy segura que hubiese entrado en el saco de las decepciones junto con El enigma de la habitación 622 de Jöel Dicker, pero afortunadamente en la segunda parte (y sobre todo en la tercera) la novela cambia y podemos disfrutar de una historia con giros inesperados, cosas que parecen pero no son son, sospechas y certezas que nos mantendrán atrapados deseando saber más.

En general, es una novela negra recomendable y aunque no se convierta en una de mis preferidas del género, si es entretenida y mantiene el suficiente misterio como para desear leer más novelas de la serie si las hubiese en un futuro.
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