Llueve. Abro la ventana del aula vacía a un noviembre ceniciento. Cerramos las clases cuando el alumnado las abandona en el recreo, a la salida o, como esta, porque ha quedado abierta. Durante un instante se detiene el ritmo incesante del centro, inmenso, y se congela también mi preocupación, mi deseo. La poesía batalla contra el terracota del suelo y el verde del mobiliario. Gana el azul de la tinta, el de las Insinuaciones del agua (Valparaíso, 2023). Ernesto Alcalá toca al otro lado de 3°B y sus versos llenan de preguntas las paredes. ¿Seremos capaces de huir entre las páginas? ¿Encontraremos el camino que recorre desiertos o terminaremos tragando toda el agua de París? La musa también se viene. Estamos los tres tratando de que nos salve el amor de este naufragio al que nos conduce la vida una y otra vez. Me siento en uno de los pupitres de la última fila porque, asumámoslo, todo tiene un final. También eso le aporta su dosis de encanto. Viajemos atrás en el tiempo, porque esto aún es posible hacerlo dentro de un poemario, y volvamos a los días azules, salados y cantábricos de la infancia. Voy a enseñarte la patria de Ulises. Vamos a reconquistarnos leyéndonos momentos atrapados en papeles llenos de sol. Noviembre y agosto. Ayer y hoy. Enlace: https://www.instagram.com/mi.. + Leer más |