Moztruos 1: El terrible Mumus

"Moztruos. El terrible Mumus" es el primero de una nueva serie infantil escrita por Pedro Mañas. Está pensando para niños a partir de siete años. En esta ocasión las ilustraciones son de María García Borrego, conocida como Black Ramu.

La edición de Mostruos por parte de SM es preciosa. Contiene tanto en la cubierta como en la contracubierta numerosos detalles con purpurina que llamará la atención de los niños. Además, su lomo es fácilmente reconocible en una estantería, ya que también contiene purpurina en su totalidad.

El trabajo de Black Ramu no podría ser también más llamativo. Sus ilustraciones contienen colores muy vivos y alegres, con tonalidades muy intensas que crean un bonito contraste y llaman la atención ya directamente en la portada del libro. Las ilustraciones tienen un enfoque muy infantil y los personajes resultan muy divertidos, ya que ha representado a los monstruos de una manera muy original y llena de detalles en concordancia con el texto. A pesar de su aspecto, con varios ojos y terribles muecas, los monstruos son muy entrañables. A lo largo de la historia el lector encontrará ilustraciones de diferentes tamaños, no hay ni una sola página que no contenga alguna, por lo que es un libro que resulta muy bonito visualmente. Además, la ilustradora no se ha centrado solo en representar a los monstruos, sino que la ambientación es también muy llamativa y con múltiples detalles.

Si hay algo por lo que destacan las historias de Pedro Mañas es por el punto de humor que pone en ellas, y "Moztruos. El terrible Mumus" no es la excepción.

La narración resulta muy amena, con un vocabulario perfectamente adaptado para que los niños puedan leer solos, o para que comprendan a la perfección la historia si es un adulto quien les lee el cuento.

La historia de "Moztruos. El terrible Mumus" es muy divertida, no solo por lo que le ocurre a Mumus, sino también, por ejemplo, por la manera de hablar de Gogo o Tatín, otros dos monstruos que se hacen amigos de Mumus.

Gracias a Mumus, Gogo y Tatín, los niños descubrirán que las apariencias engañan y que no se puede juzgar a los demás por su aspecto, hay que conocerlos. Por ejemplo, ser monstruos no quiere decir que sean malos o quieran ser terroríficos y asustar a los demás, cada uno puede ser diferente.

También descubrirán que cada uno puede elegir su destino y no estar condicionado por cómo es o dónde ha nacido. No hay que dejar que los demás nos digan qué somos o lo que podemos o no podemos hacer. Por ejemplo, ser monstruo no quiere decir que no pueda dedicarse a la pintura, como en el caso de Mumus, que es lo que le gusta.

Un aspecto que me ha gustado es que el autor, para continuar la historia, se ha apoyado en las imágenes. En algunas de ellas los niños encontrarán bocadillos con la conversación de Mumus, Gogo, Tatín o el resto de personajes. Resulta muy divertido ese cambio en la narración, más tipo viñeta de cómic para un diálogo que narrativa como el resto del cuento. Son pequeños detalles que marcan la diferencia y que hace que la lectura sea más amena y entretenida.
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