Lazarillo de Tormes

Años después varias personas te hablan de ese picaruelo tan nuestro llamado Lázaro de Tormes y te sientes en la obligación de una relectura.

¿Seguirá conservando su frescura? ¿Seguiré riendo? ¿Me parecerá ahora simple y trasnochado? Sabéis que no suelo tener problema en releer, pero hay libros que sí me hacen pensar que tal vez no sea buena idea.

Sigo adorando esa parte con el ciego, tan nuestra, tan sardónica, tan llena de picardía por ambas partes, tan impregnada por ese espíritu de supervivencia que aviva el ingenio. Siempre ha sido mi favorita y sigo riendo a mandíbula batiente. Desde el episodio de las uvas al del vino pasando (o no) por el paso del río.

Es cierto que a medida que van pasando las compañías de Lázaro me van interesando menos (al autor también, que acorta cada vez más las páginas dedicadas a ellos), pero todo vuelve a cobrar interés cuando nuestro muchacho contrae nupcias.


Una gran, gran historia.