After Punk

SPANISH REVIEW

En el panorama literario contemporáneo, ocasionalmente nos topamos con obras que nos sorprenden, desafiando nuestras expectativas preconcebidas. Este es precisamente el caso de “After Punk” de Alfredo Álamo, una publicación de Ediciones El Transbordador que, a primera vista, podría no resonar con los gustos habituales del lector erudito, pero que, sin embargo, revela ser una obra maestra de narrativa contemporánea. Álamo nos transporta a una Valencia ambientada en la década de los 80, donde la música punk no es solo un género musical, sino un ethos viviente, palpable en cada página del libro. El autor articula con maestría el espíritu de una época, caracterizada por noches vibrantes de conciertos, y un estilo de vida marcado por el consumo de alcohol y drogas. Los personajes, desde Mara en la batería hasta Miguel como vocalista, están delineados con una profundidad excepcional, personificando cada uno aspectos diversos de esta subcultura, unidos en su pasión por la música.

La estructura narrativa de “After Punk” es una hazaña literaria, amalgamando con destreza los elementos de una narrativa urbana, enraizada en la escena musical subterránea, con incursiones en el reino de lo fantástico. La inserción de elementos de la mitología valenciana, un territorio poco explorado en la literatura, añade una textura rica y poco convencional a la trama. Álamo trasciende la mera narración de un viaje musical para sumergirse en las profundidades de la camaradería, el poder unificador de la amistad y la influencia casi mística de la música. Su prosa es tanto fluida como envolvente, invitando al lector a sumergirse en el universo vívido que ha creado. La figura de Juan Larva, en particular, es una creación literaria formidable, un personaje cuya misteriosa existencia captura la imaginación del lector, un testimonio de la habilidad de Álamo para tejer lo cotidiano con lo fantástico.

La verdadera proeza de “After Punk” radica en cómo Álamo entrelaza con habilidad un retrato realista de la vida con un universo donde entidades místicas acechan en las sombras nocturnas. Nos sumerge en una aventura nocturna, donde los confines de la realidad se desvanecen, y Mara emerge a menudo como una guía a través de escenarios fascinantes. La novela se consume con la misma voracidad con la que sus personajes viven: es rápida, enigmática, y envuelta en un misterio que deja al lector anhelando que la historia no termine. Incluso en sus momentos más sombríos, se percibe una anticipación por el amanecer. “After Punk” es, en última instancia, una lectura inmersiva e inolvidable, una obra que deja al lector ansiando más, al igual que sus personajes, perpetuamente sedientos de la noche.



ENGLISH REVIEW

In the contemporary literary landscape, we occasionally encounter works that surprise us, challenging our preconceived expectations. This is precisely the case with “After Punk” by Alfredo Álamo, a publication by Ediciones El Transbordador which, at first glance, might not resonate with the usual tastes of the erudite reader, but nevertheless reveals itself to be a masterpiece of contemporary narrative. Álamo transports us to a Valencia set in the 1980s, where punk music is not just a musical genre, but a living ethos, palpable on every page of the book. The author masterfully articulates the spirit of an era, characterized by vibrant concert nights, and a lifestyle marked by the consumption of alcohol and drugs. The characters, from Mara on drums to Miguel as the vocalist, are outlined with exceptional depth, each embodying various aspects of this subculture, united in their passion for music.

The narrative structure of “After Punk” is a literary feat, skillfully amalgamating elements of urban narrative, rooted in the underground music scene, with forays into the realm of fantasy. The incorporation of elements of Valencian mythology, a territory little explored in literature, adds a rich and unconventional texture to the plot. Álamo transcends mere musical journey narration to delve into the depths of camaraderie, the unifying power of friendship, and the almost mystical influence of music. His prose is both fluid and enveloping, inviting the reader to immerse themselves in the vivid universe he has created. The character of Juan Larva, in particular, is a formidable literary creation, a character whose mysterious existence captures the reader's imagination, a testament to Álamo's ability to weave the everyday with the fantastic.

The true prowess of “After Punk” lies in how Álamo skillfully intertwines a realistic portrayal of life with a universe where mystical entities lurk in the shadows of the night. He plunges us into a nocturnal adventure, where the boundaries of reality fade, and Mara often emerges as a guide through fascinating scenarios. The novel is consumed with the same voracity as its characters live: it is fast-paced, enigmatic, and shrouded in a mystery that leaves the reader longing for the story to never end. Even in its darkest moments, there is a sense of anticipation for the dawn. “After Punk” is, ultimately, an immersive and unforgettable read, a work that leaves the reader yearning for more, just like its characters, perpetually thirsty for the night.


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“Todo apunta a un gran holocausto dedicado a ese gran Dionisio de carne imposible, un gran sacrificio para que el mundo vuelva a aceptarlo como real”

Los dioses, como los dictadores, se alimentan de la sangre y la carne de sus víctimas. Cuando no se les ofrecen sacrificios bajo la promesa de una recompensa personal, o de un “bien mayor”, se les pierde el miedo. Y ese es el primer paso hacia el olvido, porque el rastro de dolor y muerte que dejan es lo que les hace estar presentes en la vida de la gente, lo que les hace reales. Además, no es fácil librarse del yugo de una divinidad hasta que llega otra para reemplazarla. Lo mismo ocurre con los tiranos. El cristianismo convirtió a infinidad de dioses en simples mitos y los gerifaltes del pasado a veces parecen personajes de cuento.

Es habitual que los autócratas sostengan y promuevan una determinada fe en su propio beneficio, pero cuando esto ocurre y el déspota muere sin ser depuesto, puede que ambos sean repudiados para dejar entrar aire fresco. Si esto sucede toca reinventarse, buscar un rumbo diferente. Se abre la puerta a los cambios, tanto en lo político como en lo religioso y viejos dioses pueden buscar la forma de volver a nuestro mundo. Que lo consigan dependerá de la naturaleza del sacrificio que se realice. Pero que nadie desespere: siempre hay un antídoto contra el sometimiento y la opresión. El nuestro, el que impidió que seres arcaicos y crueles se hiciesen con el poder fue (según Alfredo Álamo) un ritmo nacido de la actitud capaz de desafiar a todas las divinidades juntas: el Punk.

“Aquí todo es posible, no me vengas con leyes que nadie recuerda”

Hay pocos autores capaces de encajar lo extraordinario en lo cotidiano. Y menos aún que logren insertar esa “otra realidad” en un periodo clave de nuestro pasado reciente recogiendo, además, el espíritu y la ingenuidad de la época. Alfredo Álamo es uno de ellos y va camino de convertirse, al igual que algunos personajes de esta novela, en un ser mitológico. No quiero decir con esto que sea un autor anacrónico, sino que (estoy seguro) va a dejar un legado literario inolvidable.

A estas alturas no voy a descubrirle a nadie la elegancia de su prosa ni lo bien construidas que están sus historias. Estas, inmersivas y adictivas, suelen prescindir de subtramas y rellenos. Tienen vocación pulp, pero portan potentes críticas y reivindicaciones. Santiago Eximeno insinúa en el prólogo que esta puede ser su mejor novela; no estoy seguro, tengo algunas pendientes y dudo que gente que no haya vivido los 80, o que no entienda lo que supuso la transición española en lo social y lo musical, conecten totalmente con After Punk. Pero la genialidad de ver, en aquellos años que ahora recordamos con cierto romanticismo, una oportunidad para el regreso de los monstruos en los que decidimos dejar de creer siglos atrás, es motivo más que suficiente para que todo el mundo le dé una oportunidad.

Punk, Rock y policías que no se quitan el tufo de la dictadura. Valencia como escenario. Discotecas que bien podrían ser la puerta a otro mundo. Musas que se alimentan del talento ajeno, quarantamaulas que desovan en cadáveres de niños, ciervos blancos, butonis, cuca feras, donyets… ¿echáis algo en falta? Esta es la novela que todos los que pasamos de los cuarenta habríamos querido leer en nuestra adolescencia. Acompañad a Miguel, Toni, Sento y Mara. “Sólo son cuatro punkis de mierda, pero son los mejores punkis de mierda del mundo” Y si necesitáis algo más para pillar su ritmo, llamad a Alfredo Álamo. Dicen que puede pasaros unas mescalinas muy especiales.


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Con ese título estaba claro que acabaría leyendo este libro.
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Valencia, años 80. Tenemos un grupo de jóvenes punks con ganas de disfrutar y trascender dentro de la escena musical local. Son los años de la movida siniestra, del afterpunk, de bandas como Killing Joke, Cure o Sisters Of Mercy, y la noche valenciana es intensa y salvaje, con los garitos de moda abiertos hasta el amanecer sin dar descanso a la parroquia underground.
Pero hay otra "parroquia" aún más oscura que también vive la noche valenciana. Están ahí desde tiempos inmemoriales, y se alimentan de la energía de los pobres humanos que desconocen su existencia. Bacantes, musas, quarantamaulas y otros seres mitológicos que se mezclan con la fauna local en busca de sustento.
Y allí, en plena noche valenciana, al ritmo del Love Like Blood, mitología y punks se mezclan de forma desenfrenada y ya nada volverá a ser igual.
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Lo que más me ha gustado: el ritmo, la historia, cómo describe la movida de la época, con los locales de moda y la música que sonaba. Toda la lista de monstruos de la mitología valenciana, de la que no conocía nada y que me ha hecho estar consultando constantemente en Google para conocer más. El Larva, menudo personaje, da escalofríos...y merece una historia sólo para él, yo doy ideas. Y ese grupo de punkis, tan majos ellos que te dan ganas de achucharlos, jóvenes e ingenuos, pronto se harán mayores y perderán todos sus sueños. Eso sí que será after punk total.

Lo que menos me ha gustado: que te quedas con ganas de más. Así de simple.
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PD: del mismo autor, Alfredo Álamo, también he leido Dummy Face y lo recomiendo. Hay que seguirle la pista.