Siempre me pareció que la pluma de Oscar Wilde tenía un nivel muy alto. Su talento, su capacidad para contar historias, para la sátira y la crítica social de la época eran formidables. El fantasma de Canterville es un libro sencillo, ameno y divertido. Tiene también su toque de romanticismo que aporta otro punto a la historia. El personaje de Sir Simon, el fantasma, es brutal. Wilde se lució constatando la frustración del espectro al ver que sus intentos de asustar a los nuevos inquilinos eran en vano. Un libro cortito para leer de una sentada. |