Estoy habituada a leer novelas de autoras latinoamericanas que relatan historias duras y plasman escenarios de los más truculentos, pero adentrarse en esta selva es un viaje despiadado que acabará devorando tus propias entrañas. Madres que entregan a sus crías para saciar el hambre voraz de la selva. Nada es regalado, la supervivencia tiene fecha de caducidad y el ambiente de la hacienda que sirve de cobijo temporal va mutando de forma veloz. La juventud es sinónimo de peligro y la vejez de acatamiento. El cielo de la selva es un cuento largo plagado de tensión, incomodidad y crudeza. Un cuento que explora a todos sus personajes y los recovecos más sombríos de sus almas. Y aún ante este paraje desolador y plagado de ferocidad, una queda hipnotizada por la afilada pluma de Elaine, por las figuras que transitan la hacienda e incluso por el perverso chantaje de la selva. |