Es un placer leer a una autora con la inteligencia de Jane Austen, capaz de iniciar una novela con una frase que no podría ser más mordaz considerando que para las mujeres de la época la realidad no se interpretaba en absoluto del modo que ella refleja en ese principio maravilloso: “Es una verdad reconocida universalmente que a todo hombre soltero que posee una gran fortuna le hace falta una esposa”.
Elizabeth Bennet es sin duda una mujer valiente, pues no teme las escasas perspectivas de futuro que podría reportarle su exclusiva visión del matrimonio (lejos de planteamientos instrumentalistas), el mantenimiento de sus convicciones y su determinación a decir aquello que piensa. En un contexto en que las mujeres poco afortunadas en lo económico apenas tenían oportunidades de un futuro digno si no encontraban un marido, su actitud no denota sino integridad. Me encantaron las diversas críticas a la perfección que debería encarnar toda mujer, a lo complaciente y perfecta que debía ser. Adoré el sentido del humor de Austen, en esta novela más que en otras que leí con anterioridad, y amé igualmente su capacidad para construir y describir sus personajes llenos de matices.
Ha sido una lectura maravillosa… muy a pesar, debo decirlo, de la traducción de mi edición, que me ha sacado en algunos momentos por completo del siglo XIX donde esperaba sumergirme a lo largo de toda la lectura (referirse a un baile de esa época y contexto como “sarao” fue una bofetada de la que apenas pude recuperarme).
+ Leer más