El orden del día de Éric Vuillard
“Gustav, antes de que pasara las riendas a su hijo, fue la creación del Berthawerk, una fábrica concentracionaria con el nombre de su mujer; sería una suerte de homenaje. Vivían allí negros de mugre, infestados de piojos, caminando cinco kilómetros tanto en invierno como en verano calzados con simples zuecos para ir del campo a la fábrica y de la fábrica al campo. Los despertaban a las cuatro y media, flanqueados por guardias SS y perros adiestrados, los golpeaban y torturaban. En cuanto a la comida de la noche, duraba a veces dos horas; no porque se tardase ese tiempo en comer, sino porque había que esperar; no había suficientes tazones para servir la sopa.
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