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El orden del día de Éric Vuillard
Nunca se cae dos veces en el mismo abismo. Pero siempre se cae de la misma manera, con una mezcla de ridículo y pavor.
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El orden del día de Éric Vuillard
Nunca se cae dos veces en el mismo abismo. Pero siempre se cae de la misma manera, con una mezcla de ridículo y pavor.
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La guerra de los pobres de Éric Vuillard
Hicimos una expeditiva irrupción en la ciudad, la conquistamos y matamos a cuantos hombres se hallaban allí, saqueamos la ciudad y, de tal suerte, con la ayuda de Dios, alcanzamos dicho día la victoria y el triunfo, del que debemos con razón dar gracias al Todopoderoso con la esperanza de haber cumplido y ejecutado una buena obra. Hubo cuatro mil muertos.
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El orden del día de Éric Vuillard
Las maniobras más brutales nos dejan sin voz. Uno no se atreve a decir nada. Un ser demasiado educado, demasiado tímido, en lo más hondo de nuestro interior, contesta en vez de nosotros; dice lo contrario de lo que habría que decir.
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El orden del día de Éric Vuillard
Es curioso cómo, hasta el final, los tiranos más convencidos respetan vagamente las formas, como si quisieran dar la impresión de que no se saltan por las buenas los trámites administrativos mientras transitan abiertamente por encima de todas las leyes (…) obligando a sus enemigos a cumplir, por última vez, los rituales del poder que ellos mismos están dinamitando.
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El orden del día de Éric Vuillard
Nunca se cae dos veces en el mismo abismo. Pero siempre se cae de la misma manera, con una mezcla de ridículo y de pavor. Y uno quisiera tanto no volver a caer, que se agarra, grita. A taconazos nos quiebran los dedos, a picotazos nos rompen los dientes, nos roen los ojos. El abismo está jalonado de altas moradas. Y la Historia está ahí, diosa sensata, estatua erguida en medio de cualquier Plaza Mayor, y se le rinde tributo, una vez al año, con ramos secos de peonías, y a modo de propina, todos los días, con pan para las aves
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La batalla de Occidente de Éric Vuillard
¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos aquí, entre cadáveres, en esa extraña insensibilidad del mundo? Nada. No hacemos nada. En el hospital he visto a heridos muy graves envueltos en sus vendajes de gasa, con la cruz de guerra prendida en el busto. Detrás del muro he visto las tumbas.
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La batalla de Occidente de Éric Vuillard
“Porque este es un mundo extraño, de dos caras: a la par muy antiguo, un mundo de salitre y de malvarrosas, un mundo de abanicos y feos valses, pero también el mundo de los primeros tanques, de los obuses, de las primeras grandes máquinas para matar.”
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La batalla de Occidente de Éric Vuillard
Una nueva clase de guerra en la que la industria la carne iban a dar, juntas, un fabuloso ejemplo de despilfarro. Moloch pedía bebida y comida. Las naciones crédulas enviaron a sus jóvenes. Fue una carnicería.
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Lleva un nombre femenino que se ha convertido en símbolo de la adolescencia y la picardía