Después del monzón de África Ruh
Seguimos recorriendo las calles de Kioto cruzándonos con samuráis, geishas, actores, titiriteros y juerguistas en general. Yo tenía la vaga sensación de estar caminando en sueños: Japón era mi hogar y, al mismo tiempo, me resultaba exótico y atrayente a pesar del tiempo que llevaba viviendo en él.
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