Dolor de Zeruya Shalev
Le gustaba el silencio que había en la planta, el silencio sagrado de una lucha de titanes, el silencio esperanzado de que se obrara un milagro, el silencio de la vida pelándose capa a capa hasta quedar solo la temblorosa semilla interior, una pepita translúcida que se resistía a desaparecer, la esencia de la existencia.
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