La mujer de terracota de Zen Cho
El sufrimiento purifica el alma. Eso era lo que las monjas le habían enseñado. Aunque las monjas ya se habían equivocado. Se puso la mano en el pecho, como si apretando pudiera sacarse el dolor del corazón.
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La mujer de terracota de Zen Cho
El sufrimiento purifica el alma. Eso era lo que las monjas le habían enseñado. Aunque las monjas ya se habían equivocado. Se puso la mano en el pecho, como si apretando pudiera sacarse el dolor del corazón.
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