El hechicero de la Corona de Zen Cho
La magia como sustancia, como fuerza vital, era el aire que respiraba y el suelo bajo sus pies: no renunciaría a ella, igual que no pensaba renunciar por voluntad propia a la vista o al habla.
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El hechicero de la Corona de Zen Cho
La magia como sustancia, como fuerza vital, era el aire que respiraba y el suelo bajo sus pies: no renunciaría a ella, igual que no pensaba renunciar por voluntad propia a la vista o al habla.
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