El Pabellón de Oro de Yukio Mishima
Frente al deseo, me hice como el viento: invisible, pero viéndolo todo, yendo hasta el fondo a través de delicados contacto, cubriéndolo todo con una caricia uniforme, insinuándose para acabar guardando su más íntimo secreto... Si te digo que mi carne adquirió más conciencia de sí misma, imaginarás sin duda alguna cosa de aspecto parecido a un objeto macizo, opaco sólido. No se trata de eso. Para mí, realizarme en tanto que deseo singular, significaba llegar a ser transparente, invisible -como el viento, en una frase.
|