El Pabellón de Oro de Yukio Mishima
A fuerza de pensarlo, como una imagen calcada que recubre exactamente la original, vine a dar con el verdadero Pabellón de Oro, recubierto en sus más pequeños detalles por aquel otro de mis sueños: mi techo sobre el verdadero techo, mi pabellón de pesca por encima del estanque, mi primer piso de curvada rampa y mi segundo piso de aberturas minuciosamente labradas, todo sobre lo real. El Pabellón de Oro dejó de ser una construcción inmóvil. Se metamorfoseó, por así decirlo, en símbolo de la desaparición del mundo fenomenal. Por este proceso, el Pabellón de Oro de la realidad se convertía en una obra cuya belleza no desmerecía en nada de la de aquel de mis sueños... |