El rey Lear de William Shakespeare
Redujo mi séquito a la mitad. Me miró sombríamente, en pleno corazón me golpeó con su lengua, que es de serpiente. ¡Caiga sobre su ingrata crisma todo el cúmulo de las venganzas del cielo! ¡Aires malignos, dejad lisiados sus tiernos huesos! |