Lolita de Vladimir Nabokov
Señores y señoras del jurado, la mayoría de los delincuentes sexuales que anhelan un contacto palpitante, suavemente plañidero, pero no forzosamente copulativo, con una jovencita son extranjeros inocuos, inadaptados, pasivos, tímidos, solo piden la comunidad que les permita observar su comportamiento inofensivo y soi-disant aberrante, sus íntimas, cálidas, húmedas manías de privada desviación sexual, sin que la policía y la sociedad caiga sobre ellos.
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