Lolita de Vladimir Nabokov
Poco importa que sus ojos se marchitaran en los de un pez miope, que sus pezones se hincharan y rajaran, que su triángulo delicado, encantador, aterciopelado, joven, se ensuciara y desgarrara… aun así me enloquecería de ternura con sólo ver tu querido rostro pálido con sólo oír tu voz juvenil y ronca, mi Lolita.
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