Apegos feroces de Vivian Gornick
La atmósfera de nuestras primeras discusiones nunca se disipó, poco a poco nos acostumbramos a ella como se acostumbra uno a un peso sobre el corazón que constriñe la libertad de movimiento pero que no impide la movilidad: muy pronto, caminar contraído se vuelve natural. [...] No solo vivimos con ello, sino que caímos en el hábito de describir nuestra dificultad como una cuestión de intensidad. La dificultad era crónica, no ocasional. |